Rebeca Gómez
Concejal del PP en Almería
Diríase que asistimos a una lección de las de manual de estrategia -aunque de inicuo estilo- en política, sin duda entre los textos más requeridos por quienes pretenden obtener provecho de las aguas revueltas. Se imponen entre los ‘casos de éxito’ los que el propio Rodríguez Zapatero protagonizó cuando venció a José Bono, permutando vaticinios, en los previos y a lo largo del propio congreso socialista de 2000 en el que hasta Rubalcaba apoyó al actual presidente de la Cámara baja.
Los candidatos a la sucesión de Zapatero continúan recabando apoyos entre los barones socialistas. Les buscan como sus prescriptores. Primera lección del manual aprendida. Habrá a quienes, elegido el suyo, les sirva de guía, a quienes sólo lo exhiban sobre la mesita y a quienes hasta les asistan ‘representantes’. Rubalcaba y Chacón vienen sumando esas cartas de referencias. Durante los últimos días han abundado sus actos promocionales. Desde inaugurar unos arreglos en algún cuartel de la Guardia Civil –sin entrar, por supuesto, pues no toca, en la falta de efectivos del cuerpo- hasta presidir los más cuidados actos institucionales, ocupando sobre todo los días en los que el Presidente del Gobierno se encuentra en el extranjero. Y por supuesto comparten, aunque sin cruzarse, el trabajo de campaña apoyando a los cabezas de lista socialistas. Un suma y sigue. Mientras, Zapatero se da postín. Pero en Europa. Rápido olvidan que a veces lo natural se interioriza más fácilmente. Parecen no haber aprendido de lo que ocurrió en Madrid hace tan solo unos meses, cuando el equipo de Zapatero se impuso a los militantes, que finalmente decidieron que prefieren a quienes no tienen que seguir al pie de la letra las recetas para no perderse. Deberían saber que ‘las bases’ no suelen aprobar las imposiciones. Rubalcaba, buen pupilo y maestro, de estilo más sutil o reptil, recibe ahora el apoyo de quienes jamás lo habría recibido. Aunque mejor valorado en las encuestas, contra el ministro compite la ministra, que por su juventud puede resistir varias legislaturas en la oposición mientras en el seno del PSOE se hace limpieza. Sea como fuere, puede que se fundan en el mismo equipo. Resta decidir quién lo lidera. Los continuos cambios en sus equipos, con criterios en génesis equivocados, han venido a resaltar las deficiencias de un gobierno también equivocado desde el origen. Zapatero no ha ejercido un liderazgo responsable. Sus remodelaciones de Gobierno han sido hechas en clave de partido, no en clave de Estado, en clave de cuotas de poder, no de cualificación, en clave de capacidad para otorgar parabienes, no de capacidad de acción y objetividad en la toma de decisiones que vengan a aportar soluciones. En esta situación, las capacidades de Zapatero o de cualquiera de sus posibles delfines quedan en evidencia. Todos los que se postulan para sucederle están ahora en su equipo. Y es parecido, que no lo mismo, ser marsopa o ser delfín.
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