Rafael Leopoldo Aguilera
Cofrade
El día 9 de marzo, miércoles de ceniza, con la imposición a los fieles y cofrades de una cruz en la frente mediante el rito austero de la imposición de ceniza, obtenida al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos, se inició la Cuaresma, una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.
Este tiempo del Año Litúrgico, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana invita a los católicos a considerar la Cuaresma como una oportunidad para la renovación espiritual, caracterizándose por las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión latina del Gén. 3, 19, "Meménto, homo, quia pulvis es, et in púlverem revertéris", "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invitándonos a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.
La conversión es un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad, El Evangelio. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.
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