Periodista
Vetar hace dos semanas la creación de una Comisión de Investigación en el Parlamento de Andalucía sobre el denominado “fondo de reptiles” de la Consejería de Empleo no parece que haya sido una buena idea por parte del PSOE-A. Y no lo fue porque el gobierno de Pepe Griñán desconoce la documentación salida de los despachos de la Junta y que, desde hace tiempo, maneja la oposición con gran habilidad, contundencia mediática y judicial. Además, en alguno de los sondeos de este 28-F, cerca del 70% de los encuestados ratifican que ha sido un error que el Parlamento no investigue la trama de corrupción que se evidencia tras el escándalo de los Expedientes de Regulación de Empleo.
Con su negativa al que denominaron “show parlamentario” -donde olvidaron que tienen mayoría en el Parlamento, como Aguirre en Madrid cuando la breve comisión del espionaje- los socialistas andaluces han optado irremediablemente por el sobresalto diario y por una muerte electoral lenta y torturante, que no solo les conducirá noqueados al 22 de mayo. Han elegido también el vía crucis de un año, hasta las autonómicas de marzo de 2012, si finalmente el presidente mantiene su palabra o compromiso público de no adelantar los comicios andaluces.
Punto arriba, punto abajo, los sondeos de este Día de Andalucía confirman un distanciamiento en intención de voto de más del diez por ciento del electorado a favor de la derecha. El sondeo de El País va más allá y otorga, a trece meses de que caduque la legislatura, una holgada “mayoría absoluta” a Javier Arenas y al PP andaluz.
El PSOE-A, con treinta y tantos años de hegemonía política en la comunidad, celebra hoy su peor 28-F, entre otras cosas porque el intento de cerrar filas en torno a los imputados o sospechosos de corrupción, sitúa a todo el partido bajo sospecha. Ese es el drama al que se enfrenta Pepe Griñán desde hace meses, desde que intentara limpiar la era interior tras el congreso regional de hace un año y Manuel Chaves le sacara -con gran cabreo- la tarjeta roja, convirtiéndole en prisionero de la historia de estas décadas y de una forma muy concreta de hacer y entender la política en términos sectarios y cortijeros.
Basta hablar con militantes del partido en estos días para calibrar la desazón reinante en las bases, antes nunca vista en el PSOE-A. Una veterana de la Agrupación de Sevilla, próxima al secretario general, Jose Antonio Viera, comentaba ayer en privado que “con lo que está saliendo, a muchos nos está pasando como a las victimas de las infidelidades, atamos cabos y entendemos muchas cosas que antes no se comprendían”. En efecto, no entendían cómo determinados personajes que están saliendo (o que están por salir a la escena) han sobrevivido en primera línea y en puestos de responsabilidad apoyados sistemáticamente desde las más altas instancias del partido a nivel local, provincial o regional. Personajes sobre los que han circulado (y circulan) numerosas leyendas urbanas de corrupción y mamoneos varios que la justicia se está encargando de constatar como hechos reales, negro sobre blanco, en papel foliado y timbrado.
La dimisión y baja temporal presentada ayer a última hora como militante del PSOE de Antonio Rivas, exdelegado de Empleo en Sevilla, ex alcalde de Camas y destacado miembro de la dirección regional del partido en tanto que miembro de su Comité Director, uno de los puntuales de José Antonio Viera en la ejecutiva de Sevilla, podría no ser la primera. Por mucho que el actual secretario general del PSOE en Sevilla y Senador, exconsejero de Empleo y exdelegado del Gobierno en Andalucía, se resista en su puesto como gato panza arriba, esta dimisión y abandono obligado de Rivas dejan la puerta abierta para que el próximo en dimitir obligadamente sea él. Por muchas menos responsabilidades políticas abandonó hace unos meses el puesto y el acta de diputado el número dos de Griñán en el partido, Rafael Velasco. Claro que entonces no salieron como panteras en su defensa ni Chaves, ni Pizarro, ni Zarrías ni Martín Soler, tal cual han hecho con Viera y con el también exconsejero de Empleo y ex responsable del IFA (IDEA) Antonio Fernández.
En mi último post sobre la crísis más que evidente del socialismo andaluz sostenía que la lista confeccionada por el candidato en Sevilla, Juan Espadas, lleva implícita una critica real y feroz a una forma de entender la política basada en redes clientelares entorno a los aparatos del partido. Anoten una segunda critica en clave interna, la única quizás que puede permitirse Pepe Griñán a día de hoy: colgarle a Alfonso Guerra una de las Medallas de Andalucía. El mismo Alfonso Guerra que, a principio de los ochenta, se vio arrumbado por un sector de su partido (González, Chaves, Solchaga) a cuenta de las andanzas de su hermano en la Delegación del Gobierno y que, finalmente, solo fue acusado de un delito fiscal. Por cierto, Guerra es “la guinda” de esa lista de Espadas que tan poco ha gustado a los aparatistas del partido.
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