Javier Salvador
Director de Teleprensa
Almería está a muy poco de quedarse sin consejero almeriense. Como diría un viejo amigo mío que le queda un telediario, porque sostiene la teoría de que todo político que sale tres veces en el informativo de las tres de la tarde tiene una pata y media fuera si sus intervenciones son para justificar asuntos turbios. Manuel Recio, consejero almeriense aunque naciese en Madrid, lleva dos telediarios justificando el asunto de los ERE, y al paso que vamos con uno o dos más va a ser el primero de ver la casilla de salida.
Griñán tiene claro que le va a tocar actuar, aunque sólo sea por el mero hecho de que su influencia en el PSOE de Andalucía se ciñe en estos momentos al reducido grupo que forman sus propios consejeros. De todos ellos el que menos peso interno tiene en su provincia de apoyo es precisamente Recio y el problema a día de hoy es que tras varias semanas de batalla no ha sabido o podido arrinconar al PP, tumbando cualquier insinuación de corrupción con algunos de los muchos casos que azotan a los conservadores, ya que con un “dígaselo usted al señor Camps en el encuentro de Baleares” le habría bastado si lo hubiesen hecho en tiempo y forma, pero no ha sido así y el arrinconado es el ejecutivo andaluz.
Ya no se trata de si son cinco o setenta y tres los eretizados en el escándalo que ha destapado el propio consejero, que pagará el error de ser él mismo quien ordenó mandar al juzgado no sólo la documentación de un expediente que le pedía la juez del caso Mercasevilla, sino que mandó todos los Eres de los últimos años. Ya no se trata de si son prejubilados u oferentes de empleo, término acuñado por Recio para definir parado con pocas posibilidades de encontrar trabajo. Ahora el problema es mayor.
Griñán tiene claro que le va a tocar actuar, aunque sólo sea por el mero hecho de que su influencia en el PSOE de Andalucía se ciñe en estos momentos al reducido grupo que forman sus propios consejeros. De todos ellos el que menos peso interno tiene en su provincia de apoyo es precisamente Recio y el problema a día de hoy es que tras varias semanas de batalla no ha sabido o podido arrinconar al PP, tumbando cualquier insinuación de corrupción con algunos de los muchos casos que azotan a los conservadores, ya que con un “dígaselo usted al señor Camps en el encuentro de Baleares” le habría bastado si lo hubiesen hecho en tiempo y forma, pero no ha sido así y el arrinconado es el ejecutivo andaluz.
Ya no se trata de si son cinco o setenta y tres los eretizados en el escándalo que ha destapado el propio consejero, que pagará el error de ser él mismo quien ordenó mandar al juzgado no sólo la documentación de un expediente que le pedía la juez del caso Mercasevilla, sino que mandó todos los Eres de los últimos años. Ya no se trata de si son prejubilados u oferentes de empleo, término acuñado por Recio para definir parado con pocas posibilidades de encontrar trabajo. Ahora el problema es mayor.
El problema es que si quieren salvar el nombre de su partido o del partido al que representan, están obligados a acometer una remodelación del carajo y en modelo exprés.
El problema es que están poniendo en serio riesgo las escasas posibilidades de candidatos a la alcaldía de capitales y pueblos de Andalucía que, pese a las encuestas y la soberbia de un PP que se cree ya campeón de campeones, se están rompiendo los cuernos barrio a barrio para intentar sorprender, si no con victorias, por lo menos con resultados no del todo malos.
Y no, no es justo, leal ni solidario, porque mientras el Gobierno andaluz siga diciendo que colabora con la justicia, el PP seguirá ERE que ERE hasta el día del juicio final, que más o menos será el 22 de mayo.
Pero imaginen lo que cambiaría el panorama nacional si Griñán y unos cuantos más se van asumiendo un error de esta magnitud. Porque a partir de ese momento la pregunta a Rajoy y Arenas sería ¿Y ustedes qué van hacer con Camps?
El problema es que están poniendo en serio riesgo las escasas posibilidades de candidatos a la alcaldía de capitales y pueblos de Andalucía que, pese a las encuestas y la soberbia de un PP que se cree ya campeón de campeones, se están rompiendo los cuernos barrio a barrio para intentar sorprender, si no con victorias, por lo menos con resultados no del todo malos.
Y no, no es justo, leal ni solidario, porque mientras el Gobierno andaluz siga diciendo que colabora con la justicia, el PP seguirá ERE que ERE hasta el día del juicio final, que más o menos será el 22 de mayo.
Pero imaginen lo que cambiaría el panorama nacional si Griñán y unos cuantos más se van asumiendo un error de esta magnitud. Porque a partir de ese momento la pregunta a Rajoy y Arenas sería ¿Y ustedes qué van hacer con Camps?
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