Javier Salvador
Director de Teleprensa
Entiendo perfectamente a Javier Arenas cuando se enfada porque el consejero de Empleo, Manuel Recio, cuelga en su perfil de Facebook información que no les pasa a ellos como oposición o a los medios de comunicación como vehículo de información hacia el ciudadano. Y lo entiendo porque debe de ser muy molesto no tener destreza para tener un perfil propio, poder manejarlo y todas esas cosas. Bueno, es un tipo de otros tiempos y los perfiles son para manejarlos personalmente y que no te los manejen otros, como sería su caso y el de muchos de sus acólitos.
Pese a ello, sí que tiene parte de razón en que hay algunas cosas que no son para las redes sociales, y no es la primera vez que Recio mete una pata de este tipo. Otra cosa es que la Junta de Andalucía tuviese su propio perfil institucional, como White House y muchos otros, pero esas son las cosas en las que fallan las instituciones y en las que te das cuenta de que eso de la modernización lo llevan de boquilla y poco más. Es decir, que sí se puede utilizar una red social como un vehículo de comunicación, pero cuando todo se vuelca ahí y es de libre acceso.
Tampoco vale que Arenas critique la falta de información, porque su partido, en Almería por ejemplo, practica la censura con los medios de comunicación que no ríen la gracia a sus alcaldes. Y no hablo de publicidad institucional, que debería haber unos criterios de reparto por audiencia como ellos defendían para que la Junta fuese más justa, sino de información pública, pero ya entramos en lo que unos entienden por administraciones o cortijos cedidos cada cuatro años.
Lo que está claro es que la idea de tener un perfil en una red social no sustituye elementos habituales de comunicación, sino que los complementan.
Por ejemplo, no vale que la Junta de Andalucía o la consejería de Empleo en concreto, se gaste una pasta en promocionar su actividad en la prensa papel y radio tradicional, y luego nos venga el consejero de moderno con sus cuelgues en Facebook, porque al final todo queda en un quiero y no puedo.
Pese a ello, sí que tiene parte de razón en que hay algunas cosas que no son para las redes sociales, y no es la primera vez que Recio mete una pata de este tipo. Otra cosa es que la Junta de Andalucía tuviese su propio perfil institucional, como White House y muchos otros, pero esas son las cosas en las que fallan las instituciones y en las que te das cuenta de que eso de la modernización lo llevan de boquilla y poco más. Es decir, que sí se puede utilizar una red social como un vehículo de comunicación, pero cuando todo se vuelca ahí y es de libre acceso.
Tampoco vale que Arenas critique la falta de información, porque su partido, en Almería por ejemplo, practica la censura con los medios de comunicación que no ríen la gracia a sus alcaldes. Y no hablo de publicidad institucional, que debería haber unos criterios de reparto por audiencia como ellos defendían para que la Junta fuese más justa, sino de información pública, pero ya entramos en lo que unos entienden por administraciones o cortijos cedidos cada cuatro años.
Lo que está claro es que la idea de tener un perfil en una red social no sustituye elementos habituales de comunicación, sino que los complementan.
Por ejemplo, no vale que la Junta de Andalucía o la consejería de Empleo en concreto, se gaste una pasta en promocionar su actividad en la prensa papel y radio tradicional, y luego nos venga el consejero de moderno con sus cuelgues en Facebook, porque al final todo queda en un quiero y no puedo.
Por ejemplo, también sería normal que si él ve en las redes sociales una herramienta útil de comunicación, que lo son, que ponga a la gente de comunicación que tiene en cada provincia a colgar todo lo que hacen cada una de sus delegaciones para encontrarle empleo al millón de parados que hay en la comunidad y que no tienen la mala suerte de verse afectados por un ERE aunque sea fraudulento.
Lo que sí demuestran las declaraciones de Arenas es que Recio se está convirtiendo en un blanco fácil, demasiado fácil, pero a eso también ha contribuido él mismo a la hora de elegir amigos y olvidarse de los que realmente lo fueron, porque las migraciones tienen ese problema, que se pierde fuerza por el camino.
Dicen que tras las elecciones municipales, y ya queda poco, habrá una crisis de gobierno en la Junta, pero el tocado y hundido a la estrategia de transparencia que vienen anunciando en el proceso de los ERE, destrozado por el último auto judicial del caso, puede acelerar ese momento especial de una manera vertiginosa, porque cuentan que en Madrid, el PSOE, está hasta los facebook de la forma en la que se están haciendo las cosas en Andalucía, porque hay que ser torpes para no poder parar a Javier Arenas desde el principio con solo dos collejas recordándole algunas de las corruptelas con las que convive.
Pero volviendo a esa crisis de Gobierno. Igual en vez de caer Pizarro y lo que queda de la cuerda de Chaves en el gobierno andaluz, puede que alguien se dé un golpe en la cabeza y caiga en la cuenta de que en treinta años estas tierras fueron una balsa de aceite, precisamente hasta que llegó Griñán y lió la gresca.
(www.teleprensa.es)
Lo que sí demuestran las declaraciones de Arenas es que Recio se está convirtiendo en un blanco fácil, demasiado fácil, pero a eso también ha contribuido él mismo a la hora de elegir amigos y olvidarse de los que realmente lo fueron, porque las migraciones tienen ese problema, que se pierde fuerza por el camino.
Dicen que tras las elecciones municipales, y ya queda poco, habrá una crisis de gobierno en la Junta, pero el tocado y hundido a la estrategia de transparencia que vienen anunciando en el proceso de los ERE, destrozado por el último auto judicial del caso, puede acelerar ese momento especial de una manera vertiginosa, porque cuentan que en Madrid, el PSOE, está hasta los facebook de la forma en la que se están haciendo las cosas en Andalucía, porque hay que ser torpes para no poder parar a Javier Arenas desde el principio con solo dos collejas recordándole algunas de las corruptelas con las que convive.
Pero volviendo a esa crisis de Gobierno. Igual en vez de caer Pizarro y lo que queda de la cuerda de Chaves en el gobierno andaluz, puede que alguien se dé un golpe en la cabeza y caiga en la cuenta de que en treinta años estas tierras fueron una balsa de aceite, precisamente hasta que llegó Griñán y lió la gresca.
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