Gobernar sin subvenciones

Juan Torrijos
Periodista

Resulta complicado lo de gobernar sin tener dinero para repartir en las dichosas subvenciones. El PSOE se está dando cuenta de ello. Lleva treinta años en Andalucía comprando voluntades, y cuando los grifos se secan, aparecen las grietas en los que parecían sus más íntimos amigos y colaboradores.

Hace unas semana más o menos desde la comarcal del mármol almeriense le llegaba a la Junta los primeros dardos de la presidencia de los empresarios. El señor Cayuela venía a decir que con el consejero las relaciones eran frías. ¡Toma castañas! Con lo calientes (buenas las castañas calientes) que eran con el consejero anterior y cómo se han venido enfriando con el actual. Una de las cosas que me gustaron en su día de Pepe Griñán es que manifestó que la Junta no podía ser una agencia de subvenciones. Claro que, en cuanto se acaban las subvenciones, aparece la frialdad de los llamados amigos y colaboradores, cuando no los dardos sin miramiento.

No se puede acusar al señor Cayuela de que defienda los intereses de sus asociados, hay que hacerlo al político que se comprometió con ellos y ahora no se les responde. Dice el presidente de los empresarios del mármol que el compromiso firmado con Junta no se cumple, que se ha convertido en papel mojado. No hay dinero y por lo tanto las promesas, planes y compromisos de otros tiempos en eso se tornan. Y sin posibilidad de arreglarse a corto plazo, según los técnicos.

Ahora se dan cuenta los políticos de lo difícil que es gobernar sin subvenciones, en un país donde se ha hecho a golpe de talonario pagado con los impuestos de los ciudadanos. Los que se han acostumbrado a vivir con las ayudas de las administraciones, ahora se ven que lo mismo tienen que vender el mercedes, el chalette y salir a la calle a buscar trabajo.
(www.lavozdealmeria.es)