Luis Jesús Pasamar
Comenatista político
Cuando se inauguró el Parque del Andarax el Ayuntamiento de Almería se puso manos a la obra y detectó una serie de problemas que habían de ser subsanados para su recepción. Buenos reflejos los del equipo de gobierno capitalino. La Junta de Andalucía y la Delegación de Medio Ambiente se dirigieron a la empresa encargada de su construcción para que hiciera las reparaciones oportunas. Quienes han visitado dicho Parque han podido observar a “trabajadores afanados en la plantación de árboles y arbustos o en la corrección de la uniformidad de los sistemas de riego”, como dice textualmente un diario almeriense. Y esto es así porque la concesión se ha hecho de forma seria a empresas que han de responder, además de los reflejos.
Podría haber tenido la misma actitud el equipo que gobierna el Ayuntamiento de Almería con la N-340, que se ha entregado sin terminar, con agujeros, fuentes rotas y sin jardines. Otro asunto es que el diseño refuerza la separación entre los barrios que hay a ambos lados. Al parecer, aquí las cosas son distintas y los reflejos también.
Puede aún tener la misma actitud con las obras del Parque Nicolás Salmerón, que continúa encharcándose cuando caen cuatro gotas, como hemos podido comprobar tras las últimas lluvias caídas en Almería. Puede que aquí las cosas también sean distintas, los reflejos así parecen indicarlo.
Mientras que los progresistas creen en la igualdad, los conservadores creen en la distinción, en la desigualdad. No es igual lo que se exige a otros, en este caso “la Junta”, que lo que quien gobierna el Ayuntamiento de Almería se exige a sí mismo.
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