Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
Este singular edificio, sin duda una de las estaciones de tren más bellas de España, es el máximo ejemplo, junto con el “Cable Inglés” y el Mercado Central, de la arquitectura del hierro. Nuestra Estación de Ferrocarril fue construida en 1893 con el objetivo de unir los lugares donde se extraía el mineral de hierro (Sierra de los Filabres y Minas de Alquife en Granada), facilitando así su transporte hasta el puerto de Almería. Sin embargo hasta 1895 no fue inaugurada la primera línea de ferrocarril que cubría Almería-Guadix y el trayecto completo hasta Linares se realizó por primera vez el 14 de Marzo de 1899. De este modo, en los albores del siglo XX, Almería dejaba de ser la única provincia española aún no atravesada por el ferrocarril.
El edificio central de la Estación supuso una nueva concepción constructiva que revolucionó la edificación, ya que se abandona el simple enfoque estético en favor de una arquitectura bella y útil a la vez, es decir, funcional.
Pero no es la intención de este artículo destacar los indudables valores artísticos que posee este Bien declarado de interés cultural, sino que pretendemos alzar nuestra voz crítica para denunciar el mal estado de conservación del monumento y tratar de concienciar a la opinión pública sobre la necesidad de velar por el Patrimonio Histórico-Artístico de la ciudad.
Pues bien, como vemos han pasado cerca de diez años y una vez más todo queda reducido a palabras, promesas y, en definitiva, cortinas de humo que desvanecen nuestras ilusiones. Ninguna Administración se ha dirigido a RENFE ( propietaria de la estación) para hacer alguna propuesta en el sentido de gestionar su uso o usufructo. El hecho evidente es que el edificio sigue en desuso. Precisamente a Almería le hacen mucha falta inmuebles que tengan uso cultural y las administraciones implicadas ( dirigidas bien por el PP, bien por el PSOE ) deben adquirir compromisos por escrito con los almerienses.
Desde ASAFAL, asociación a la tengo el orgullo de pertenecer, se propone, como no podía ser de otra manera, la adecuación y puesta en marcha de un Museo del Ferrocarril y de la Minería en el edificio histórico de la Estación de Tren de Almería. Es, desde luego, la solución más inteligente pues, entre otras cosas, nos serviría para mantener vivo nuestro rico pasado ferroviario tan ligado, desde su nacimiento, a la minería.
El Ayuntamiento de Almería incluyó el monumento entre las rutas turísticas de la ciudad. Esta iniciativa, sin dejar de ser positiva, es insuficiente. En 1995 ¡ menos mal! la Consejería de Cultura preservó esta original construcción de hierro y cristal catalogándola como BIC.
Hasta el momento sólo tenemos frases, declaraciones de buenas intenciones dejando todo pendiente a la eterna realidad del Soterramiento con la llegada del AVE, pero poco más. En este tema, al igual que en tanto otros, la acción política deja mucho que desear y los almerienses perdemos la esperanza de poder disfrutar algún día de nuestro rico patrimonio y contemplar que los responsables de las distintas administraciones generan alguna idea viable, algún proyecto creíble para que aumenten las posibilidades de ocio y mejore sensiblemente la maltrecha imagen de nuestra ciudad.
Almería tiene un rico patrimonio histórico-artístico y cultural pero las polémicas partidistas y la escasez de iniciativas hacen inviable que podamos admirarlo. Nuestros monumentos están vivos, pero no vemos interés por cuidarlos, conservarlos, restaurarlos, transmitirlos a las nuevas generaciones y promocionarlos ambientando los barrios en que se ubican.
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