Rosario Soto
Portavoz del Partido Popular de Andalucía
Como seguramente sabrán el Gobierno acaba de decidir que a partir del próximo día 7 de marzo, la velocidad máxima en autovías y autopistas será de 110 kilómetros por hora.
Rubalcaba ha asegurado que la medida no tiene que ver con la seguridad vial sino que responde exclusivamente con el consumo y el ahorro energético. Afirmaba en rueda de prensa que se ahorraran 1560 millones de euros anuales, un 15% del consumo energético. Sin embargo el Ministro de Industria limitaba posteriormente el ahorro al 3% y la mayoría de los expertos dicen que la contención del gasto será mínima. Para ampliar esta confusión, no olvidemos que a todo hay que sumar el gasto en señalización y ajuste de radares. Además se trata de una medida "transitoria" aunque no se ha concretado hasta cuándo estará en vigor. Rubalcaba anunció que la vigencia de la medida dependerá del fin a la crisis en el norte de África pero, también afirmó que no hay riesgo de suministro.
Las ocurrencias del Gobierno materia energética han sido múltiples, recordaran como el Ministro Sebastián recomendó ir a trabajar sin corbata en verano para ahorrar en aire acondicionado o los millones de euros despilfarrados en bombillas de bajo consumo que siguen apiladas en las distintas oficinas de correos de toda España. Igualmente fuimos testigos hace unas semanas de cómo el cierre de Garoña se "colaba" en el debate de las pensiones.
Alguien tan poco sospechoso de no tener especial inquina al socialismo como Joaquin Leguina ha denominado a esta forma de gobernar "la política de las ocurrencias", para tratar de explicar la deriva, los giros y los sobresaltos que caracterizan al estilo de gestión del Zapatero. Lo que un día es válido y viable, al día siguiente no sólo es inconveniente, sino que resulta absolutamente imposible. Bajar impuestos era de izquierdas y subirlos también.
Esa es la mejor definición de la cambiante y descontrolada línea de actuación del gobierno socialista. Pero no se puede gestionar a base de inspiraciones, de titulares y de improvisaciones. Y a las pruebas me remito. Lamentablemente, los españoles volvemos a sufrir las consecuencias de la política errática de un presidente totalmente superado por los acontecimientos y que toma medidas según se le van ocurriendo, para luego retirarlas si no funcionan. Y lo malo es que en todos esos experimentos las víctimas somos los ciudadanos españoles, que sufrimos en primera persona las consecuencias de este penoso despliegue de invenciones, disparates y ocurrencias.
Rubalcaba ha asegurado que la medida no tiene que ver con la seguridad vial sino que responde exclusivamente con el consumo y el ahorro energético. Afirmaba en rueda de prensa que se ahorraran 1560 millones de euros anuales, un 15% del consumo energético. Sin embargo el Ministro de Industria limitaba posteriormente el ahorro al 3% y la mayoría de los expertos dicen que la contención del gasto será mínima. Para ampliar esta confusión, no olvidemos que a todo hay que sumar el gasto en señalización y ajuste de radares. Además se trata de una medida "transitoria" aunque no se ha concretado hasta cuándo estará en vigor. Rubalcaba anunció que la vigencia de la medida dependerá del fin a la crisis en el norte de África pero, también afirmó que no hay riesgo de suministro.
Las ocurrencias del Gobierno materia energética han sido múltiples, recordaran como el Ministro Sebastián recomendó ir a trabajar sin corbata en verano para ahorrar en aire acondicionado o los millones de euros despilfarrados en bombillas de bajo consumo que siguen apiladas en las distintas oficinas de correos de toda España. Igualmente fuimos testigos hace unas semanas de cómo el cierre de Garoña se "colaba" en el debate de las pensiones.
Alguien tan poco sospechoso de no tener especial inquina al socialismo como Joaquin Leguina ha denominado a esta forma de gobernar "la política de las ocurrencias", para tratar de explicar la deriva, los giros y los sobresaltos que caracterizan al estilo de gestión del Zapatero. Lo que un día es válido y viable, al día siguiente no sólo es inconveniente, sino que resulta absolutamente imposible. Bajar impuestos era de izquierdas y subirlos también.
Esa es la mejor definición de la cambiante y descontrolada línea de actuación del gobierno socialista. Pero no se puede gestionar a base de inspiraciones, de titulares y de improvisaciones. Y a las pruebas me remito. Lamentablemente, los españoles volvemos a sufrir las consecuencias de la política errática de un presidente totalmente superado por los acontecimientos y que toma medidas según se le van ocurriendo, para luego retirarlas si no funcionan. Y lo malo es que en todos esos experimentos las víctimas somos los ciudadanos españoles, que sufrimos en primera persona las consecuencias de este penoso despliegue de invenciones, disparates y ocurrencias.
y a vosotros... qué se os ocurre para ahorrar combustible?¿?
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