Pedro Molina
Rector de la Universidad de Almería
La próxima semana, la Universidad de Almería se sumará a los actos del Día de la Mujer, actos que siguen siendo necesarios -y es bueno recordarlo siempre-, porque en pleno siglo XXI nadie puede ni debe discutir que ni los hombres son superiores a las mujeres ni las mujeres son superiores a los hombres. Nuestra Constitución incluye varios artículos que se refieren, precisamente, a esa igualdad de oportunidades. Como el Artículo 9.2, que establece que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integran sean reales y efectivas.
Conocido el mandamiento que nuestra Carta Magna nos hace, también las universidades hemos de llevarlo a la práctica. En la Universidad de Almería tomamos ya hace tiempo dos medidas muy importantes para reforzar el papel activo de la mujer: la paridad en nuestro Equipo de Gobierno y la creación del Secretariado de la Mujer. En los últimos años, además, el porcentaje de alumnado femenino ha ido creciendo de tal modo que ya en Almería hay más mujeres que hombres matriculados en la UAL. Somos la universidad andaluza con mayor porcentaje de matriculación femenina.
Pero éste es sólo un dato. Ha llegado la hora de que las estadísticas demuestren también que la igualdad de oportunidades es un hecho. Sé que es el largo el camino que nos queda por recorrer pero el empeño de todos deberá ser el conseguir que, año tras año, haya más mujeres catedráticas, haya más mujeres profesoras titulares o haya más mujeres en puestos de alta dirección. La paridad no debe ser un objetivo sino el verdadero espejo de la sociedad actual.
Más allá de defender la igualdad, todos debemos sumar nuestras voces en estos días para expresar nuestra firme condena a los episodios de violencia de género, la mayor barbarie que sufren las mujeres. También, desde las Universidades, debemos contribuir a la formación en valores, como así nos lo ordena la llamada Ley Integral contra los Malos Tratos, aprobada en 2004. La Ley establece que el sistema educativo español ha de incluir entre sus fines la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad entre hombres y mujeres, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia. También, la eliminación de los obstáculos que dificultan la plena igualdad entre hombres y mujeres y la formación para la prevención.
El mensaje que se nos manda a los docentes está muy claro. Llevémoslo entre todos a la práctica. Será lo mejor que nos pueda ocurrir a todos, a hombres y a mujeres, a mujeres y a hombres.
Conocido el mandamiento que nuestra Carta Magna nos hace, también las universidades hemos de llevarlo a la práctica. En la Universidad de Almería tomamos ya hace tiempo dos medidas muy importantes para reforzar el papel activo de la mujer: la paridad en nuestro Equipo de Gobierno y la creación del Secretariado de la Mujer. En los últimos años, además, el porcentaje de alumnado femenino ha ido creciendo de tal modo que ya en Almería hay más mujeres que hombres matriculados en la UAL. Somos la universidad andaluza con mayor porcentaje de matriculación femenina.
Pero éste es sólo un dato. Ha llegado la hora de que las estadísticas demuestren también que la igualdad de oportunidades es un hecho. Sé que es el largo el camino que nos queda por recorrer pero el empeño de todos deberá ser el conseguir que, año tras año, haya más mujeres catedráticas, haya más mujeres profesoras titulares o haya más mujeres en puestos de alta dirección. La paridad no debe ser un objetivo sino el verdadero espejo de la sociedad actual.
Más allá de defender la igualdad, todos debemos sumar nuestras voces en estos días para expresar nuestra firme condena a los episodios de violencia de género, la mayor barbarie que sufren las mujeres. También, desde las Universidades, debemos contribuir a la formación en valores, como así nos lo ordena la llamada Ley Integral contra los Malos Tratos, aprobada en 2004. La Ley establece que el sistema educativo español ha de incluir entre sus fines la formación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales y de la igualdad entre hombres y mujeres, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad dentro de los principios democráticos de convivencia. También, la eliminación de los obstáculos que dificultan la plena igualdad entre hombres y mujeres y la formación para la prevención.
El mensaje que se nos manda a los docentes está muy claro. Llevémoslo entre todos a la práctica. Será lo mejor que nos pueda ocurrir a todos, a hombres y a mujeres, a mujeres y a hombres.
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