Javier Salvador
Director de Teleprensa
¿A que mola la pregunta? Dónde está, qué es de su vida. Preguntarse, por ejemplo, si sigue siendo diputado por Almería, porque creo que las elecciones siguen siendo cada cuatro años. Pero, tampoco se sabe mucho de Juan José Matarí, de esa otra diputada de cuyo nombre nunca consigo acordarme y apuesto a que tampoco lo saben el 98 % de los simpatizantes del PP. Parece que los cuchillos están tan afilados en el PP que nadie que no esté en el entorno de Luis Rogelio Rodríguez y su a día de hoy contrincante por el poder entre los conservadores de Almería, Gabriel Amat, se atreve a asomar la cabeza porque temen, sobre todo, que la crisis pueda estallar justo antes del momento en el que parece que todo lo tienen ganado.
El PP de Almería está pasando por sus horas más altas de las encuestas, pero más bajas internamente. Existe un descontento tan palpable que hasta los concejales que no son de la cuerda que sujetan entre Comendador, Aureliano, Venzal y Amizián se ven obligados a tirar de los recursos más insospechados para intentar mantenerse en las listas.
Y no se trata solamente de Dopico, concejal de movilidad y antes de ello militante de los que se curraban los barrios y los colectivos cuando nadie quería ir a esos lugares, sino de nuevas estrellas que se han ido apagando al ritmo que perdían sus apoyos incondicionales de los que en un tiempo fueron jefes de la tribu. Así, Rebeca Gómez o María del Mar Vázquez también son de las que están en la cuerda floja y ambas por motivos bien distintos. La primera se ha quedado sin padrinos y ya desde hace más de un año el Equipo A del alcalde asegura que no irá nuevamente en las listas por muchas presiones y apoyos que pueda tener de colectivos como el de minusválidos. La segunda, sencillamente entró por casualidad, pero lo más rastrero es que se alude a problemas jurídicos en su entorno familiar cuando la realidad es que es hija de una madre molesta para los equilibrios de poder instalados a día de hoy en el PP.
Paradójicamente, concejales con un amplio historial de escándalos y favoritismos, como Lola de Haro, concejala de cultura es una intocable por estar al amparo de Pablo Venzal y Rafaela Abad, un cero a la izquierda en el equipo de Gobierno, es un compromiso ineludible del propio alcalde.
Pero son 17 concejales los que según Gabriel Amat van a salir en Almería y Comendador ya ha tragado con la fusión de Gial, cuando a él le ponía más un pase por la puerta de atrás de Esteban Rodríguez para así hundir un poco más a Juan Megino, que es en lo que han trabajado sus chicos de confianza todos estos años.
El PP de Almería está pasando por sus horas más altas de las encuestas, pero más bajas internamente. Existe un descontento tan palpable que hasta los concejales que no son de la cuerda que sujetan entre Comendador, Aureliano, Venzal y Amizián se ven obligados a tirar de los recursos más insospechados para intentar mantenerse en las listas.
Y no se trata solamente de Dopico, concejal de movilidad y antes de ello militante de los que se curraban los barrios y los colectivos cuando nadie quería ir a esos lugares, sino de nuevas estrellas que se han ido apagando al ritmo que perdían sus apoyos incondicionales de los que en un tiempo fueron jefes de la tribu. Así, Rebeca Gómez o María del Mar Vázquez también son de las que están en la cuerda floja y ambas por motivos bien distintos. La primera se ha quedado sin padrinos y ya desde hace más de un año el Equipo A del alcalde asegura que no irá nuevamente en las listas por muchas presiones y apoyos que pueda tener de colectivos como el de minusválidos. La segunda, sencillamente entró por casualidad, pero lo más rastrero es que se alude a problemas jurídicos en su entorno familiar cuando la realidad es que es hija de una madre molesta para los equilibrios de poder instalados a día de hoy en el PP.
Paradójicamente, concejales con un amplio historial de escándalos y favoritismos, como Lola de Haro, concejala de cultura es una intocable por estar al amparo de Pablo Venzal y Rafaela Abad, un cero a la izquierda en el equipo de Gobierno, es un compromiso ineludible del propio alcalde.
Pero son 17 concejales los que según Gabriel Amat van a salir en Almería y Comendador ya ha tragado con la fusión de Gial, cuando a él le ponía más un pase por la puerta de atrás de Esteban Rodríguez para así hundir un poco más a Juan Megino, que es en lo que han trabajado sus chicos de confianza todos estos años.
Lo de Ana Martínez de número quince no le apetecía nada y lo asume por imposición, pero eso le da manos libres para confeccionar el resto de la lista como mejor le venga en gana.
Nombres como Manuel Guzmán, actual consejero delegado del Plan Urban, se supone que están, pero también quiere estar su actual jefe de gabinete e hijo de otro insigne militante y, por cierto, primer responsable de la construcción del Hotel Algarrobico. Y el tercero en discordia es el actual presidente de Nuevas Generaciones, a quien Francisco Amizián se ha encargado de aleccionar con cargo de asesor para enseñarle la parte más dura de la política interna de los partidos, pasarles así el testigo e intentar limpiar su muy mala imagen personal tras la sonada borrachera, accidente y condena, que le dejaron marcado para siempre.
Y con todo este lío de nombres y presiones, la cosa se pone fina, porque se han olvidado otra vez de una cosa llamada bases de militancia, esas que estaban mucho antes que todo el ejército de arribistas que han llegado en los últimos tiempos.
Al tiempo, que la salsa está en la cocina y parece que va a salir picante.
Y respondiendo a la pregunta ¿Qué fue de Rafael Hernando? Pues lo mismo que otros muchos que hicieron kilómetros y kilómetros antaño. Los han apartado.
(http://www.teleprensa.es/almeria-noticia-281987-Qu26eacute3B-fue-de-Rafael-Hernando.html)
Nombres como Manuel Guzmán, actual consejero delegado del Plan Urban, se supone que están, pero también quiere estar su actual jefe de gabinete e hijo de otro insigne militante y, por cierto, primer responsable de la construcción del Hotel Algarrobico. Y el tercero en discordia es el actual presidente de Nuevas Generaciones, a quien Francisco Amizián se ha encargado de aleccionar con cargo de asesor para enseñarle la parte más dura de la política interna de los partidos, pasarles así el testigo e intentar limpiar su muy mala imagen personal tras la sonada borrachera, accidente y condena, que le dejaron marcado para siempre.
Y con todo este lío de nombres y presiones, la cosa se pone fina, porque se han olvidado otra vez de una cosa llamada bases de militancia, esas que estaban mucho antes que todo el ejército de arribistas que han llegado en los últimos tiempos.
Al tiempo, que la salsa está en la cocina y parece que va a salir picante.
Y respondiendo a la pregunta ¿Qué fue de Rafael Hernando? Pues lo mismo que otros muchos que hicieron kilómetros y kilómetros antaño. Los han apartado.
(http://www.teleprensa.es/almeria-noticia-281987-Qu26eacute3B-fue-de-Rafael-Hernando.html)
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