Juan Torrijos
Periodista
El señor obispo le pidió a los católicos almerienses una oración en desagravio por la broma macabra en la destrozada ermita de Las Salinas. ¡Y el almeriense rezó! Somos así. La broma satánica fue de mal gusto, hay que reconocerlo, y sólo se le ocurre a unos chalados con poco que hacer por ellos y por los demás. Ellos son así. Lo lamentable es que la abandonada iglesia lleva en el olvido de curia y ayuntamiento algunos lustros (qué se puede esperar de ellos), y de esos olvidos los disgustos que se lleva la gente de bien. Han tenido que ser unos vecinos los que pongan color en las caras de curas y políticos (menos mal). Ha tenido que ser un colectivo católico el que le recordara al obispado y al ayuntamiento que la ermita existe pese a ellos (abandonada, rota, destruida), pero existe. Han tardado tan tiempo en reconocerlo y ponerse manos a la obra, que algunos ya la daban por perdida. Si los vecinos no salen a la calle, si los medios de comunicación no recogen la reivindicación de éste colectivo ¿creen ustedes que ahora estarían las obras a punto de comenzar? Mas bien no. El equipo de gobierno del ayuntamiento está dispuesto a poner 150 mil euros (nada ha dicho hasta ahora la oposición), si el obispado llega a un acuerdo para dedicar una zona al turismo. Parece lógico que se pida una compensación si se invierte dinero del ciudadano en una obra privada. El acuerdo debe llegar y la ermita lucir en el tan hermoso paisaje.
(www.lavozdealmeria.es)
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