José Fernández
Periodista
Alguna vez he hablado aquí de lo absurdo que, al menos a mi juicio, resulta ese debate sobre la presunta pérdida de la capitalidad de Almería, sobre todo cuando esta disminución de prevalencia se establece únicamente en función del caché de los artistas que actúan dentro y fuera de la capital. Siempre he pensado que es un debate muy paleto y que sólo estimula a los que piensan que el epicentro de la vida cultural del hemisferio norte es el Teatro Cervantes. Les animo a que, por un momento, imaginen qué no se estaría diciendo si el Ayuntamiento de Roquetas, al igual que en su día hizo el de El Ejido con los Rolling Stones, hubiera anunciado la contratación de Shakira. Válgame. Habría quien estaría exigiendo la renuncia del alcalde por abúlico, indolente y calzonazos.
De todos modos al alcalde no lo salva ni Tomatomán, porque ahora también le ponen a caldo por “el derroche” que supone contratar a Shakira. Es decir, que si no se traen grandes conciertos se pierde la capitalidad, pero si se traen, se está derrochando el dinero. Waka-wakas al margen, creo que deberíamos dar por superado el discurso del agravio comparativo como base desde la que establecer las relaciones entre municipios.
Perdónenme, pero creo que lo que interesa es una excelente programación en todas partes, porque así todos los almerienses salimos ganando. Por ejemplo, escuchar a Miguel Poveda el pasado sábado en el auditorio de Roquetas fue un auténtico lujo a treinta minutos de Puerta Purchena. Entiendo que haya quien quiera ir sólo al Cervantes y aparcar en el Paseo, pero créanme: el mundo es un sitio más grande que sus cerebros.
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