Bonos patrióticos

Emilio Ruiz
Director de La Cimbra

El sistema financiero español ha pasado del cielo al infierno en apenas unos meses. Primero nos hicieron creer que las entidades españolas eran un modelo de gestión y solvencia donde debían mirarse todas las entidades financieras del mundo mundial. Después, que puede peligrar la viabilidad de las cajas si no entran en un proceso de fusión. Y por eso, casi todas se embarcaron en las llamadas fusiones frías, una extraña figura de agrupación que, lejos de recortar gastos, lo que hace es duplicarlos al mantener íntegras sus estructuras organizativas. A renglón seguido, se demuestra que las “sip” -sistemas institucionales de protección, es decir, las fusiones frías- no sirven para nada y se insta a las cajas a convertirse en bancos y lanzarse al mercado en busca de dinero para capitalizarse. El último episodio lo hemos visto la semana pasada con el presidente del gobierno ofreciendo en China las cajas españolas por mitad del precio de su valor en libros.

Que los bancos y cajas españoles no tienen dinero, eso lo sabe todo el mundo. Basta, para comprobarlo, con acercarse a cualquier oficina a pedir un préstamo. Lo normal es que salgamos de allí con el director registrando nuestros bolsillos para ver si le dejamos allí algunos ahorrillos. Y como no tienen dinero, pues se lanzan a su caza y captura ofreciendo unos intereses que superan en varios puntos el precio del interbancario (estos días se habla de imposiciones a plazo fijo a un año con una remuneración entre el 4% y el 4,5%). Alarmado el Banco de España, va y dice que penalizará a las entidades que ofrezcan esos extratipos.

Y en éstas, entra en juego Cataluña. La Generalitat va y se inventa los llamados “bonos patrióticos”. La primera emisión, a finales de 2010, remuneró al 4,75% los 2.500 millones de euros captados. En 2011 repite experiencia y ya ha captado 3.200 millones, que remunera al 4,25% a un año y al 4,75% a dos. Al coste que supone ese interés hay que añadir el regalito que el gobierno catalán hace a las entidades colocadoras, que oscila nada menos que entre el 2,5% y el 3,5%. Obviamente, tal regalito solamente se lo ha dado a “los suyos”, es decir, a La Caixa, Catalunya Caixa, Banco Sabadell y Unnim.

¿Y quiere usted, lector, que, visto como está el patio, le den un préstamo? ¡No sea ingenuo, por favor!

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