Macarena Ruiz Esquinas
La Opinión de Almería
Querida amiga, me he dado cuenta de que en realidad, soy una P. Me acuesto con cualquiera que me haga la vida más agradable y me pague todos mis impuestos y me deje hacer lo que en realidad me gusta, que no es otra cosa que decir lo que pienso. Pero, querida, tengo otros sueños menos altruistas y más deshonestos. Pensaba que era buena persona, pero ahora creo que lo soy sólo en ciertos momentos, no siempre, como no siempre soy una P y en otros momentos actúo como monja en convento. ¿Por qué lo hago, te preguntarás? Porque sé lo que siento, me he vuelto un poco incrédula y desconfiada y aunque en ocasiones me hago la despistada sigo con el rabillo del ojo a todo aquello que me tiene intrigada. Pero, tranquila, querida, que lo que más quiero en este mundo es tener a mi C contento. Él y yo paseamos todos los días y dialogamos del porvenir y del sentido de vivir feliz. Sin preocupaciones, ni ataduras, sin saber qué destino, ni a qué hora regresaremos, siempre libres, siempre, pero con respeto.
Hoy nos hemos levantado y hemos charlado un poco acalorados. El piensa que ya ha llegado el momento y yo creo que también. Entre los dos hemos encontrado la solución, a tener un término medio y a salir corriendo de este convento. ¿Cómo se llama el convento?, te preguntarás. No te preocupes, yo te lo digo, se titula “la sociedad del bienestar”. ¿No es posible?, dirás, sí, hago como Óscar Wilde, hablar conmigo misma y concluir de vez en cuando con algo inteligente. ¿Qué tortura?, dirás. No, querida, es algo más, traspasa el cinismo y la cordura.
Un poco loca… sí que estoy, pero hay que tener de todo. Por la mañana una elegante puritana, y de noche, una gata despiadada. ¡Hipocresía al poder!, ¡hipócrita el pueblo! y todos juntos formamos este convento. Aunque ahora, querida, me despido atentamente deseándote un futuro prometedor y penetrante y acordándome de ti en cada estación, por ser tú la que me enseñaste, que un buen P es la mejor opción. Gracias a ti, ahora, tengo nuevo marido, más rico, y mi C y yo dormimos más tranquilos. El primero fue rana y se fue contigo... ¡la más P-U-R-I-T-A-N-A!
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