José Fernández
Periodista
No descarto que haya ciudadanos circunspectos y graves que consideren un desdoro o falta de juicio la inesperada escora lírica que ha querido dar a esta precampaña uno de los principales candidatos en liza. Hay gente que se toma la vida no ya en serio, sino con formas y tonos cargados de pesadumbre que pretenden hacer pasar por rasgos de seriedad y eficacia. Alguna vez he escrito sobre el tema y no merece la pena seguir insistiendo en ello. Allá cada cual con su funesta percepción de las cosas.
A título personal he de decir que, como ciudadano y elector, me reconforta ver a candidatos que frente al atril de campaña se sienten como Lenny Bruce o cualquier otro de los creadores de esa "stand up comedy" americana de los setenta que tanta popularidad cobró en España hace una década con el Club de la Comedia y su hornada de dispares monologuistas.
Lo único que cabría recriminar al candidato chistoso (ustedes saben de quien hablo y probablemente comprendan las razones por las que no lo cito) es que las gracias con los nombres o apellidos no suelen funcionar como detonante del "gag" porque no son circunstancias achacables a la acción o voluntad del aludido. Imaginen si no qué tipo de bromas podrían hacerse con la candidata Meroño o el aspirante Angulo.
Rimas de ese tipo no son propias de candidatos con intereses puestos en magistraturas relevantes, sino que encajan mejor en unas estrofas para una marcha cuartelera o en la arquitectura chirigótico-flamígera del carnaval almeriense. Influencias al margen, y ya que de iniciativas razonables vamos justitos, por lo menos que el aderezo humorístico esté un poco más elaborado en el próximo show.
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