Francisco Giménez Alemán
Periodista
La matrícula es gratuita y el plazo está abierto hasta el comienzo de la campaña electoral. Los interesados pueden inscribirse en las oficinas del PSOE de la calle San Vicente. El curso será dictado por los acreditados profesores Chaves, Griñán, Zarrías y Pizarro, con la colaboración especial, solo para las clases prácticas, de Susana Díaz.
Todo parece indicar que los socialistas andaluces han entrado en una frenética carrera por ver quien hace más méritos para perder las elecciones municipales dentro de cuarenta y cinco días, prólogo de la presunta derrota que obtendrían en las autonómicas si logran superar con éxito el curso acelerado al que se dedican estas semanas, echando incluso horas extraordinarias.
No de otra forma, aparte las bromas, puede entenderse el espectáculo del PSOE-A, que se supera a sí mismo en el más difícil todavía, tan tradicional en el circo. Quienes hemos comprado silla de pista para no perdernos detalle seguimos atónitos las evoluciones de tan acreditados maestros en el alambre o en el trapecio.
Mientras tanto, la parálisis administrativa de la Junta es un clamor. Ocupados sus altos cargos en el escándalo de los ERE ilegales, y dedicados a torpedear las iniciativas sumariales de la muy fotogénica jueza Mercedes Alaya, aquí no hay más actualidad que el descubrimiento de cada día: un nuevo trapicheo, un nuevo agraciado o una nueva bronca con la magistrada. Como el curso acelerado da para mucho, también se ha paralizado el Parlamento donde el monotema no puede ser otro –y justamente– que el de la mangancia durante años a costa del dinero de todos.
La situación política no puede aguantar así un año, porque está en juego el interés general de los andaluces. Mientras la tasa de desempleo galopa hacia el millón de personas y desaparecen cientos de empresas de todo tipo, los socialistas se entretienen en dirimir sus cuitas internas, y no precisamente en el seno del partido, sino en campo abierto y a la vista de todos. Las consecuencias no son imprevisibles: pronto se reflejarán las encuestas, en tanto el PP de Javier Arenas ve cómo le hacen gratis el trabajo previo a la campaña electoral.
El polvorín andaluz del PSOE ha estallado y la deflagración puede llegar hasta marzo de 2012 cuando un Partido Popular centrado, moderno y con un programa para todos los andaluces sin excepciones, logre el milagro de alcanzar la presidencia de la Junta después de tres décadas de gobiernos de izquierda. Y aunque nadie le discutirá el mérito, Javier Arenas deberá mostrarse agradecido a la eficacia y diligencia con que están viniendo en su ayuda socialistas de las ocho provincias, con especial énfasis los de Cádiz y Almería. El PP se beneficiará de muchos votos desencantados del PSOE y le ayudará igualmente la abstención de aquellos que ya no tengan estómago para apostar por un partido que ha llevado su discurso –es un decir– al reñidero de los gallos de pelea.
(El Correo de Andalucía)
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