Degradación democrática en Mojácar y Garrucha

Agustín de J. Muñoz Soler

Comentarista político

Acabo de llegar de la zona que me vio nacer y crecer y venía pensando por la autovía en el límite tan elevado al que ha llegado la degradación democrática en Mojácar y Garrucha, principalmente, lo que a estas alturas del ejercicio profesional ya se ha extinguido la capacidad de sorpresa pero no por ello se debe renunciar a la lucha por mantener los niveles de pureza de algo por lo que te ha condicionado la vida. Considero una degradación del sistema político de libertades públicas que se condicionen voluntades mediante el pago directo por el voto, es decir, que se está produciendo un mercadeo del voto en Mojácar y Garrucha.

En Mojácar no resulta nada extraño que se pague por el voto una determinada cantidad que ayer me comentaban que ascendía ya a 300 €, lo que en época de crisis económica esa cantidad de dinero resuelve problemas a mucha gente, en tanto que en Garrucha se viene hablando de 50 €, lo que tampoco es mucho pero nada es menos.

Sin embargo, Mojácar se viene erigiendo en un municipio donde la corrupción política parece haberse institucionalizado, al decir de la rumorología popular, por ende admitida por la universal sociedad local. Y a partir de ahí, eche hacia abajo el amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico y verá a donde le conduce, que por raro, por poco común, no escapará a la realidad local.

Según el comentario popular, la alcaldía de Mojácar podría costar 150.000 € esta legislatura municipal. De la actual, dicen que se estimaba en 60.000 €, por lo que se podrá observar la revalorización tan importante que se está produciendo. Y hablan también de que la causa de esta revalorización viene producida por la ley del mercado, ya que está existiendo una feroz competencia por la adquisición del voto por correo, que es la única forma de controlarlo. La competencia viene establecida entre el PP y Unión Mojaquera y es esta pugna la que ha revalorizado el voto por correo y consiguientemente la alcaldía, que, como digo, se estima que costará la friolera de 25.000.000 millones de las antiguas pesetas, o que no es nada si se compara con los intereses económicos que está en juego a pesar de la crisis económica.

Aunque la corrupción política en Mojácar, como decía, está institucionalizada y consentida por la sociedad local, de ahí la imposibilidad de luchar contra ella, en Garrucha imperaba una pulcritud que llamaba la atención a propios y a foráneos y yo personalmente he escuchado hablar en otros puntos geográficos de nuestra geografía peninsular del elevado nivel de honradez y el arraigo que poseía hasta ahora tanto la derecha gobernante, encarnada por Adolfo Pérez López, y la Izquierda gobernante, que encarna Andrés Segura Soler. Tan profunda, arraigada y pulcra han sido los niveles de honradez que han tenido los desafortunadamente exalcaldes Adolfo Pérez y Andrés Segura que me consta que se han pagado considerables cantidades de dinero por quitar a este último.

Por eso ha llamado la atención que se haya producido un contagio en Garrucha, vecina por ende de Mojácar, pero también lo ha sido históricamente y no se había producido, se esté pagando 50 €, lo que no ha pasado desapercibido para nadie y pone de manifiesto, en ambos casos, la incapacidad manifiesta para conseguir la alcaldía por medios legítimos y ello supone un profundo fracaso de quienes la ostentan en estos precisos momentos.