El crucifijo

Luis Rogelio Rodríguez-Comendador Pérez
Alcalde de Almería

Al señor diputado por Izquierda Unida en la Diputación Provincial de Almería le molesta que haya un crucifijo en el salón de plenos de la Diputación. Es más, le parece ofensivo, al señor diputado. No estaría mal que repasáramos las mociones, ruegos y preguntas que el señor Romero ha planteado en los cuatro años que lleva como diputado provincial, sentado en el salón de plenos y conviviendo con el crucifijo en cuestión. Viendo ese listado de intervenciones del representante único de IU en el plenario provincial, nos daríamos cuenta de qué otras cosas le preocupan o le molestan al señor diputado, que además, se ha topado con la ‘coincidencia’ de que su ruego en el pleno ha llegado justo en los albores de la campaña electoral, como digo, después de cuatro años topándose con el Cristo crucificado en cada pleno.

Sincera y modestamente, creo que ha errado el tiro electoral el señor Romero. Y lo creo porque estoy convencido de que, a diferencia de él, la gran mayoría de vosotros tenéis algunas decenas de asuntos que os preocupan, os ocupan y os molestan bastante más, hoy por hoy, que lo que haya colgado en las paredes del salón plenario de la casa provincial. No creo que sea muy aventurado asegurar que asuntos como la falta de empleo, los problemas económicos, las dificultades para pagar hipotecas, los desahucios que hacen que hayamos tenido que doblar la capacidad de nuestro centro de acogida, el cierre de empresas y otros muchos asuntos trascendentes, os preocupan y nos preocupan a todos mucho más que el crucifijo.

Pero al margen de jugadas electorales, sinceramente, creo que a un representante de los ciudadanos hay que pedirle un poco más de responsabilidad en el uso del tiempo y de los recursos públicos, porque con la que está cayendo y la cantidad de cosas que hay por hacer, que se entretenga en estas cosas el señor Romero, que no debe olvidar que es un representante de los almerienses y no sólo de los que comparten sus ideas, me parece algo alucinante, absurdo, falto de criterio, oportunista y ridículo.

Afortunadamente, el crucifijo seguirá colgado en su sitio, después de que el señor Romero se haya cubierto de ‘gloria’ publicitaria y periodística y nos haya hecho perder tiempo y recursos en algo que se comenta por sí sólo. Sus electores, los electores del municipio al que se presenta como candidato, sin duda inteligentes, sabrán valorar en qué utiliza su tiempo como representante público el señor Romero.

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