El trueno

Antonio Felipe Rubio
Periodista

El problema del ruido es que solapa y ensordece los sonidos que nos interesa oír. El lunes hubo mucho ruido en el salón de plenos del Ayuntamiento y, consecuentemente, las apresuradas críticas se centraron en los aspectos estéticos y el exceso de decibelios. A pocas horas de la banda sonora municipal, se produce otra altisonante escena en el Senado protagonizada por las bancadas del PSOE y PP y, cómo no, con el “niño” de Chaves como inquietante ruido de fondo. Curiosamente, el presidente del Senado, Rojo, intentaba aplacar la estridencia en apelación a la vergüenza que sentirían sus señorías al verse después por televisión. Y, sinceramente, no sé si los senadores se habrán abochornado; lo que sí sé es que los ciudadanos nos hemos quedado sin saber cómo defendería Chaves una acusación de presunto tráfico de influencias con aportación de documentos comprometedores.

Y esto es lo que pasa con estas subidas de tono y las admoniciones en aras de una presunta estética. En política se puede sacrificar la estética, pero nunca mermar la ética. Lo bochornoso no es el griterío y el barullo; lo bochornoso es la desvergüenza y la demagogia. No podemos quedar sobrecogidos por el trueno y despreciar al rayo y hasta la propia tormenta. El trueno no ha matado nunca a nadie, siendo incontables las víctimas fulminadas por el rayo. Con esto quiero decir que no nos detengamos sólo en los inocuos efectos, sino en el pernicioso origen.

El PP demostró que la liquidación de los presupuestos de Diputación originó un remanente de tesorería en torno a los cincuenta millones de euros, la mayoría de los cuales pertenecen a proyectos no ejecutados y cuyo importe queda bloqueado hasta el siguiente ejercicio. Esto, que es oficial, demuestra la demagogia del señor Usero que prometió sacar diez millones de la caja del Ayuntamiento para crear 1500 puestos de trabajo. Claro, la pregunta es inmediata ¿cuántos puestos generó con cincuenta millones en la Diputación? Ante la ausencia de respuestas, aparece el nerviosismo y el griterío como única defensa. O sea, el ruido. Y lo más curioso de todo es que algunos medios de comunicación han visto lo que han oído, y así el ciudadano no siente nada.

1 comentario:

  1. José Luis RAya29/4/11 09:53

    Estimado Antonio Felipe

    Si cierto es que el rayo y el trueno a nivel semántico son distintos, no olvide usted que uno no existe sin el otro, que nunca un trueno dejo de ser rayo y nunca un rayo mató a nadie sin que el trueno avisara de su llegada.

    En este sentido y como alguien escribía en un comentario "los gritos son la antesala de la agresión".

    No obstante lejos de esta cuestión, y sabiendo que no es un problema semántico (que nos vamos a zetapeizar todos), vayamos a otra cuestión que usted establece, el presupuesto; Sr. Rubio sin duda el discurso del Sr. Usero durmió a las piedras, pero la intervención del Sr. Benzal en los términos en los que usted indica y por la extensión de la comparación (dedico más tiempo a hablar del presupuesto de la diputación que del propio) estaba fuera de contexto; lamentablemente la oposición no estuvo en ningún momento a la altura del Sr. Benzal.

    No obstante, y a trabes de usted, me gustaría que trasladara al Sr. Benzal esta pregunta, porque si es un logro de Rodriguez-Comendador pagar a 63 días (logro manifestado en el pleno), pagar en estas condiciones nos cuesta a los almerienses la friolera de casi 50 millones de las antiguas pesetas (ver en la página web de UPyD el estudio comparativo del presupuesto (http://www.upyd.es/contenidos/noticias/183/55648-Conoce_los_presupuestos_de_tu_ciudad)hoja de gastos, fila del excell 510. Si es un logro de la buena gestión de Luis Rogelio, debería pagarlos él, no cree.

    Podríamos hacerle más preguntas al Sr. Benzal, pero no pertenezco a la oposición y los ciudadanos no tenemos turno de réplica.

    ResponderEliminar