Pedro Molina
Rector de la UAL
El próximo curso, más de 600 alumnos de la Universidad de Almería -alrededor del 7% de los matriculados en algún Grado- disfrutarán de una beca Erasmus en distintas universidades europeas. Esta semana, aprovechando que aún queda tiempo suficiente para resolver todos los trámites, realizamos el ya tradicional acto anual de despedida, un evento que compartí, como en ocasiones anteriores, con el presidente de Cajamar, Antonio Pérez Lao, con quien tan estrecha y fructífera colaboración mantenemos a nivel institucional y a quien tengo en gran estima y afecto personal.
En ese acto pudimos ver en las caras de los alumnos que abarrotaban el Auditorio de la Universidad una combinación de sentimientos -nerviosismo, inquietud, emoción, algo de desconcierto, excitación-, sensaciones que solo genera el riesgo, lo que es desconocido y, a la vez, deseado. Decía Francis Bacon que "los viajes son en la juventud una parte de la educación y, en la vejez, una parte de la experiencia". Por suerte, para estos alumnos, su viaje Erasmus se convertirá en una parte muy importante de su futuro y de su educación. El mismo viaje que inició la Unión Europea en 1987 con un programa calificado como uno de los proyectos de cooperación internacional más importantes de la historia de la humanidad, en el que participaron poco más de 3.000 estudiantes, y que hoy supera ya los dos millones de participantes.
Estos chicos y chicas van a tener el privilegio de vivir una experiencia única que les aportará unos conocimientos, unas habilidades, de las que harán uso toda la vida. Es muy posible que muchos no hayan salido de casa para estudiar y otros sí, unos habrán viajado al extranjero varias veces y otros nunca, pero de lo que estoy prácticamente seguro es que ninguno de ellos ha pasado un periodo de tiempo tan largo viviendo en el extranjero. Y quiero hacer hincapié en la palabra "viviendo", porque van a estudiar, está claro, a una universidad europea de prestigio, en una lengua distinta a la nuestra, pero sobre todo van a vivir, en toda su integridad, durante un cuatrimestre o durante todo un curso académico, en una ciudad europea.
En definitiva, todos ellos, los que han sido Erasmus antes y los que lo serán más adelante, están convirtiendo a la Universidad de Almería en una universidad internacional. Son muchos, cada vez más, los alumnos que estudiarán en el extranjero, y durante su periodo de estudio en los distintos países europeos a los que van a viajar, serán algo así como los embajadores de la Universidad de Almería, los embajadores de nuestra Universidad, a la que estoy muy seguro que dejarán en buen lugar.
En ese acto pudimos ver en las caras de los alumnos que abarrotaban el Auditorio de la Universidad una combinación de sentimientos -nerviosismo, inquietud, emoción, algo de desconcierto, excitación-, sensaciones que solo genera el riesgo, lo que es desconocido y, a la vez, deseado. Decía Francis Bacon que "los viajes son en la juventud una parte de la educación y, en la vejez, una parte de la experiencia". Por suerte, para estos alumnos, su viaje Erasmus se convertirá en una parte muy importante de su futuro y de su educación. El mismo viaje que inició la Unión Europea en 1987 con un programa calificado como uno de los proyectos de cooperación internacional más importantes de la historia de la humanidad, en el que participaron poco más de 3.000 estudiantes, y que hoy supera ya los dos millones de participantes.
Estos chicos y chicas van a tener el privilegio de vivir una experiencia única que les aportará unos conocimientos, unas habilidades, de las que harán uso toda la vida. Es muy posible que muchos no hayan salido de casa para estudiar y otros sí, unos habrán viajado al extranjero varias veces y otros nunca, pero de lo que estoy prácticamente seguro es que ninguno de ellos ha pasado un periodo de tiempo tan largo viviendo en el extranjero. Y quiero hacer hincapié en la palabra "viviendo", porque van a estudiar, está claro, a una universidad europea de prestigio, en una lengua distinta a la nuestra, pero sobre todo van a vivir, en toda su integridad, durante un cuatrimestre o durante todo un curso académico, en una ciudad europea.
En definitiva, todos ellos, los que han sido Erasmus antes y los que lo serán más adelante, están convirtiendo a la Universidad de Almería en una universidad internacional. Son muchos, cada vez más, los alumnos que estudiarán en el extranjero, y durante su periodo de estudio en los distintos países europeos a los que van a viajar, serán algo así como los embajadores de la Universidad de Almería, los embajadores de nuestra Universidad, a la que estoy muy seguro que dejarán en buen lugar.
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