La casa de todos

Agustín de J. Muñoz Soler
Articulista

Entiendo que en campaña electoral de facto, como es el momento en que nos hallamos, algunos candidatos tengas ocurrencias, y alguna de lo más estrambóticas, como la del alcaldable  huercalense con su descubrimiento de la existencia de un Crucifijo en el Salón de Plenos de la Diputación Provincial lustros después de haber compartido la señera sala como Diputado provincial, ofreciendo una idea fidedigna de la atención que prestaba o de las veces que la visitaba.

Desde que Santiago Carrillo definiera inteligentemente al PSOE como la 'Casa común de la Izquierda' al regresar a sus orígenes políticos, muchos candidatos han pretendido emularlo definiendo a sus respectivas fuerzas políticas como lugares de convergencia de un amplio espectro, es decir, 'La casa de todos', en expresión del candidato a la alcaldía de Almería por el PP, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador.

No lo conozco personalmente, pero tenemos amigos en común, por lo que el valor de mi opinión se debe a la observancia cotidiana, y la verdad es que es el personaje político que mayor sintonía o afinidad  me transmite por su forma y manera de comportarse al frente de la alcaldía de Almería. Justamente por eso pienso que yerra al decir que el Partido Popular, el de Rajoy/Aznar/Arenas, es una fuerza política que puede absorber las más variopintas tendencias, sensibilidades o voluntades políticas por la sencilla y única razón de que esta organización política posee la imperante necesidad de renovar su clase política dirigente que conlleve una regeneración política, ya que en la actualidad, en este momento, es el partido político más sectario del espectro político europeo.

Y de tal magnitud lo es que, cuando se barajaba una salida a la crisis interna que se saldó con la conformación del PAL, véanse las hemerotecas, algún candidato a la presidencia provincial informó públicamente que no aceptaba para no ser utilizado y después olvidado cuando no vilipendiado, por lo que ni en su dirección ni en su militancia de base tienen cabida el común de los mortales, sino una determinada sensibilidad social, tal y como tozudamente están demostrando todos los sondeos de opinión que se publican últimamente y en los que por fin creen sus dirigentes más conspicuos por serles favorables electoralmente, se hunde el PSOE pero el PP no recoge una sola adhesión de quienes votaron a los socialistas.
Entendería, y aplaudiría, la expresión del candidato a la alcaldía de Almería de que la organización política por la que se presenta puede albergar una amplia base social si concurriese por otra fuerza política, pero decir que el PP “es la casa de todos” es un insulto a la inteligencia de los almerienses por el sectarismo que practica y que se manifiesta en la discriminación y en la persecución por el mero hecho de tener una personalidad definida y ni siquiera por no compartir acciones y/o comportamientos.

Por consiguiente, el PP está muy lejos de ser una organización política  aglutinadora y urge la ansiada renovación de su clase política dirigente que conlleve una regeneración política, lo que no debe entenderse en modo alguno, como vengo sosteniendo en cuantas ocasiones y tribunas públicas se me brindan, como la sustitución de un dirigente político de 60 años por otro de 30. Esta forma burda, torpe y temeraria que suele entenderse por algunos, generalmente de la nueva derecha que es la interesada y desideologizada, no debe entenderse como una renovación propiamente dicha sino la permanencia en el control de la organización.

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