Director de La Cimbra
Dice que es un producto -“y a mucha honra”- de las noches de lujuria y desenfreno de aquella Mojácar hippy de finales de los setenta. De las noches de Hollywood y el Congo. De La Escalera y Lua (¡ay, Miguelito, Miguelito Ríos, qué trancas!). De El Alto y El Pimiento. Nació envuelta en la magia del Indalo, pero, hasta que no empezó a balbucir, no pudo preguntar por el significado de aquel tótem. Y su padre pasó de enciclopedias: “Tú eres una de sus criaturas”. “Mojácar es, para mí, algo místico”. Fantasea con las fotos de sus padres, unos casi adolescentes resultones, ataviados con largas túnicas y la cabeza coronada de flores, viviendo la vida por las callejas de Mojácar pueblo. “¿Ah, tú eres la hija de aquella hippy de pelo largo y rubio, vestida de blanco, que jugaba con los niños en Plaza Nueva…?”, le recuerdan, aún hoy, cuando por aquí viene. Y ella, como que le gusta oírlo.
Estos días, Maya -Maya Reyes, Mojácar, 1979- saborea las mieles de su último estreno en Cuarta Pared, en Madrid. El jueves echó el telón. En Fair Play la visión del mundo se hace a través del fútbol. Es una historia plagada de amor, de venganza, de conspiraciones y de vencedores y vencidos. Aún le llegan los ecos de su éxito televisivo Oído Caníbal, segunda serie, tras ¿Qué fue de Jorge Sanz?, con la que Canal+ se ha estrenado en las nuevas tendencias de la narrativa audiovisual. “Sofía, mi personaje, es un bicho raro del que he tenido que separarme con un muro de hielo, porque sus sentimientos no son los míos”. Espera una segunda temporada. Sería la consagración definitiva de una experiencia piloto hecha con mucho valor humano y pocos medios técnicos.
¿Y cómo no habíamos descubierto antes a esta actriz mojaquera? Véanla y disfruten, ahora, señoras y señores, que la taquilla de la red siempre está abierta (http://www.canalplus.es/oido-canibal). Encandila la chica.
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