Nada que perder

José Fernández

Periodista

Tal vez a usted, apesadumbrado y resignado seguidor de la UD Almería, le parecerá una frivolité intolerable esto que voy a decirle, pero créame que el partido que esta noche juega nuestro equipo contra el todopoderoso Barcelona nos llega en el mejor momento posible. Y sí, ya sé que en anteriores encuentros celebrados a lo largo de esta aciaga temporada los muchachos que hacen colonia en lugar de pipí nos han clavado un parcial de 16-0. También soy consciente de las diferencias de juego, de presupuesto y de prosopopeya existente entre ambos equipos y, sobre todo, no puedo obviar que se enfrentan el primero contra el último. Pero lejos de trazar un discurso apocalíptico sobre los alfas y los omegas de esta Liga de las Estrellas, le animo a usted, cabizbajo y culiflojo animador de los nuestros, a que piense (como hago yo) que estos partidos sólo se pueden ganar desde la desinhibición y el desparpajo. En ese sentido, saberse o intuirse pasaportado ya desde antes de calzarse las botas puede suponer para los jugadores del Almería el nivel de desapego escénico necesario para saltar al enorme Camp Nou obedeciendo la máxima del bombero Molowny, el remedio habitual del Real Madrid cuando el vestuario se le descomponía: "muchachos, salgan al campo y diviértanse". Esa es la clave. Ya no hay nada que perder y es, por tanto, nuestro momento. El partido de esta noche sólo puede superarse echándole mucho morro a la cosa. Y no será precisamente ésa una carencia en parte de nuestra plantilla.