Periodismo de investigación

Kayros

Periodista

A raíz de los Premios Ortega y Gasset que ayer publicaba El País la pregunta que fácilmente acude a nuestra mente es esta: ¿Y aquí qué pasa? ¿Dónde está nuestro periodismo de investigación? Quizá no sea un síntoma claro, pero, salvando al fotógrafo, que es almeriense, vaya por delante mi felicitación, el resto de los autores son periodistas extranjeros, salvadoreños y nicaragüenses que con el peligro en la nuca ofrecen noticias terribles sobre sus sociedades.

Aquí vivimos tiempos más calmos, por lo que se ve. Una situación de doble crisis, la económica y la meramente técnica, ha empobrecido nuestras redacciones, sobre todo en periódicos de provincia, hasta el punto de que ya no queda tiempo para dedicarlo al seguimiento de una biografía o de un asunto subterráneo de enorme importancia para desvelar lo que nos pasa. Entre el trajineo cotidiano de los partidos políticos, sus asambleas y sus encuestas interesadas reducidas prácticamente a hacer publicidad o a rebatir al contrario, poco queda para el análisis y el dato creíble.

Piensen, por ejemplo, en el Caso Poniente. Por muchos recursos que pueda disponer la Justicia y siempre son pocos, la cláusula de conciencia aleja en el tiempo cualquier asunto hasta que haya veredicto, de ahí que a los imputados por corrupción o por cualquier otro delito, les sea posible volver a presentarse en las próximas elecciones. ¡La ciudadanía no comprende este presunto perdón asociado a lo que vayan a decir después las urnas! Un periodismo de investigación bien documentado llevaría material consistente al elector antes de votar y de este modo su elección sabría mejor a qué carta quedarse. Luego están también los trabajadores de la información. Un sueldo de hambre no favorece tampoco el amor por el riesgo y la aventura. Y encima si tu propio periódico no lo ve conveniente, por el temor a perder cuota de influencia, pues apaga y vámonos. Que investiguen ellos, como decía Unamuno.
(La Voz de Almería)