¡Que venga el jeque!

Kayros
Periodista

Pintan malos augurios para la Unión Deportiva Almería. Su presidente marea la perdiz sobre si se va o se queda. Según sus cábalas, se necesitan más de cuarenta y dos puntos para conseguir la permanencia y solo quedan cuarenta y uno, aun ganando los cinco partidos restantes. La solución financiera cuando menos podría ser la llegada providencial del jeque y no deja de tener gracia este “milagro” de mil y una noches en mitad de una crisis que ni siquiera el fútbol como señuelo de masas puede disimular.

Sociológicamente, no cuesta mucho demostrar que las presidencias de los equipos de fútbol han sido siempre bocado de cardenal para constructores inmobiliarios. La gente que venía del ladrillo encontraba en el palco del estadio un microclima adecuado para hacer negocios. Cuando la crisis arreció todavía pudieron sostenerse en gracia a los efectos colaterales que aún producía el invento, tales como nombradía, amistades en las alturas, apoyos institucionales etcétera.

La televisión produjo un hartazgo de partidos hasta el punto de que cuando llega un sábado y juegan el Madrid y el Barcelona, al domingo siguiente apenas si los demás encuentros tienen interés. Lo cierto que es el público huye de los campos de fútbol y el mismo presidente dice no comprender esta infidelidad. Así que a la Unión Deportiva Almeria hay que aplicarle la misma medicina que a toda la economía. Que venga el jeque a invertir aquí sus petrodólares. Que bajo el licor edulcorante del balón redondo, nos compre viviendas, solares, mármoles, invernaderos, hoteles, lugares de ocio y diversión. Estos dias las esposas de los jeques son recibidos por los Reyes; sus séquitos visitan la Alhambra y otros lugares de islámico arraigo.

A juicio de algunos analistas, no debemos pensar que los jeques vienen aquí a perder su dinero. Vienen a hacer negocios, sin duda, pero si con ello “salvan” nuestro fútbol, tomémoslo como una bendición de Alá y aquí paz y después de gloria.
(La Voz de Almería)

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