José Fernández
Periodista
El Ministerio de Fomento quiere iniciar una campaña de promoción de nuestro mercado inmobiliario por diferentes países europeos, para intentar colocar allí el excedente de viviendas que tenemos repartidas por media España. La idea tiene su lógica si estamos a la busca de un cliente seguro, que pague y que esté dispuesto a pasar largas temporadas en nuestro país consumiendo y generando riqueza.
Pero lo que pasa es que España es un país complicado de explicar no sólo en sus tradiciones o costumbres, sino sobre todo en sus diferentes y en muchas ocasiones incompatibles legislaciones. Y eso lo podrá comprobar personalmente el ministro Blanco cuando acuda al primer destino de esta gira comercial -el Reino Unido- ya que, según los últimos datos, sus ciudadanos e inversores representaron en 2009 el 31,5% de los compradores extranjeros de vivienda en España.
Pero claro, me imagino que cuando el bueno de don Pepiño llegue a Londres a intentar transmitir a los ingleses la situación y las garantías del mercado inmobiliario español, le mandarán a tomar "fresh wind" (viento fresco) y le dirán de todo menos "handsome" (bonico) en cuanto le saquen el caso de la familia Prior, cuya vivienda adquirida con todas las bendiciones legales fue derribada ejemplarmente en Almería por obra y gracia de la Junta de Andalucía.
¿Qué seguridad y confianza inmobiliaria se puede transmitir sobre un país en donde uno compra una casa con todas las licencias y luego te la tiran delante de la prensa? Eso sí, el ministro podrá traerse el bagaje de saber que casa se dice "house" y eso que le mandaron coger se dice "door" (puerta).
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