Rebeca Gómez
Concejala del PP en Almería
Somos muchos quienes intentamos resistirnos a la idea de que Andalucía haya vuelto a aquellos tiempos en los que concurrió, de manera alarmante, el afloramiento de la corruptela política. Sin embargo, el escándalo de los ERE fraudulentos no nos lo pone fácil.
Una de las bondades de la democracia reside en que los ciudadanos tienen, generalmente cada cuatro años, la opción de cambiar de gobernantes si no están de acuerdo con la actuación de los vigentes o si creen haber encontrado a otros mejores. Pero en la Andalucía de aquella época y ésta de los ERE falsos y los ya incontables escándalos, el gobernante ha sido siempre el mismo. Así ha sido desde los inicios de la democracia, cuestión por otra parte respetable en tanto que ha sido la opinión de los ciudadanos la que se ha materializado en las urnas.
Somos muchos quienes tenemos la impresión de que Andalucía ya no puede aguantar más pruebas de este calibre, que ya no tolera más escándalos ni es capaz de mirar para otro lado ante tantos comportamientos del mismo tipo. Han sido ya demasiadas irregularidades –calificación suavizada, distanciada y fría-, demasiados casos que deben cuando menos avergonzar a sus protagonistas, quienes precisamente han recibido la confianza y el mandato de representar los intereses de la ciudadanía.
Los ERE representan una consecuencia más de la política de empleo del PSOE de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Su gestión de gobierno ha supuesto más paro, más impuestos y menos poder adquisitivo para los andaluces. Nuestra economía aparece lastrada por el cierre del crédito bancario a particulares y empresas, el incremento sin descanso del número de desempleados y la pérdida de poder adquisitivo por la tasa del IPC.
A principios de mayo, sumaremos también otra subida de impuestos: agua y bolsas de plástico. La encuesta de población activa eleva la tasa de paro andaluza a un histórico porcentaje del 30%, casi tres veces más que el País Vasco. Ya se cifra en 1.187.600 la cifra oficial de andaluces sin trabajo. Una se pregunta dónde están los brotes verdes de los que nos hablaban hace ya más de un año. La EPA del primer trimestre de 2010 arrojó 46.900 parados más. La del primer trimestre de 2011, 60.200. La Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (FAFFE), uno más de los entes que el Gobierno de la Junta de Andalucía ha desviado del control público en el Parlamento, tiene una plantilla de 1.738 personas, con criterios de selección distintos de los establecidos para las Administraciones Públicas. Mientras, el Servicio Andaluz de Empleo, tiene 1.542 trabajadores. Pero aquí no dimite nadie. Tampoco Viera, manchado según la información vertida esta semana por los medios de comunicación por el lodo de la corrupción de los ERE fraudulentos con 900.000 euros de subvención a la empresa de su hija y más de nueve millones en ayudas al militante socialista de El Pedroso que la contrató.
El PSOE ha colocado a la economía andaluza al borde de la quiebra y con escasa capacidad de hacer frente a su futuro. Desconfianza de los inversores, una función pública revolucionada, los peores resultados comparados en los distintos análisis sobre el rendimiento y los conocimientos de nuestros estudiantes y el más absoluto descrédito de la política. Una cuestión histórica y significativa ha sido la enorme victoria obtenida por los sindicatos independientes en las elecciones sindicales del sector público andaluz, rechazando así mayoritariamente los funcionarios la reestructuración de la Administración propuesta por Griñán.
Las elecciones han dicho basta al enchufismo y a la arbitrariedad de los socialistas en el sector público. A veces da la impresión de que no pasara nada, de que todo vale. La desilusión y la desidia desdibujan la motivación por salir de esta actitud putrefacta que a veces pareciera hasta se prima. Puede parecer que aquellos escándalos de la Andalucía de entonces no movieron ni un gramo de tierra y que éstos de los ERE de ahora, de los enchufes, de las subvenciones nominativas, de las falsificaciones y de los engaños para enriquecer a amigos de cargos del PSOE van a llevar el mismo camino. No me resigno. La opinión de la ciudadanía es una opinión independiente, libre, inteligente e informada. Y lo de ahora ya no puede quedar justificado. Porque todo no vale.
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