José Pérez Blánquez
Exalcalde de Canjáyar
Besos y abrazos. Ese ha sido su mayor trabajo y su máxima de dedicación. Aún así, muchos, por no decir todos, han subido los impuestos. El mandato de 2011 a 2015, además de besos y abrazos, tendrán que pasar por el Rubicón. Intentaré explicarme. Los alcaldes de la pasado legislatura, gracias al bueno de Zapatero, han sido los alcaldes que han disfrutado de la mayor cantidad de dinero, extra, desde que se instauró la actual democracia. Y, además, con poco control. Es decir, que los señores ediles lo han invertido donde y como les ha dado la real gana.
No recuerdo, en los 32 años que llevamos con un régimen democrático, que los ayuntamientos hayan recibido tantas cantidades de fondos extras. Ahora llega la hora de la verdad, cuando se tienen que ver los buenos gestores y los que sólo saben dar abrazos y besos. Ahora habrá que saber cuántas fiestas se pueden hacer, cómo se paga el alumbrado público, cómo se mantiene el suministro de agua potable, la recogida de productos sólidos, cuántos empleados nos sobran, más los enchufes de amistades peligrosas... Lo de peligrosas lo digo porque no es lo mismo decirle a una persona que se le ha terminado el trabajo para el que fue contratado que decirle al amigo de turno "pues los siento, pero no puedes seguir trabajando".
Otro apartado importantísimo es lo que cada edil haga con nuestros impuestos, ya que habrá más de uno que, antes de despedir al enchufado -para qué vamos a utilizar otras palabras, siendo tan rico como es el castellano-, optará por acordarse de que tiene la facultad, que no el derecho moral, de subirnos los impuestos aunque éstos no sean justos. Pero ya sabemos que siempre se impone la facultad antes que la justicia.
¡Ay, de aquellos años de los albores de la democracia, en los cuales me tocó ser alcalde de esta maravillosa Villa de Canjáyar! Con un presupuesto mínimo, insuficiente, e incluso para pagar los empleados que tenía la Casa Consistorial y los gastos de supervivencia. No había más. El resto se tenía que conseguir de las administraciones, donde día tras día había que ir como el pedigüeño del Paseo para conseguir hacer locales nuevos, restaurar los viejos, abastecimiento de agua, etc. Y a fe de Dios que se hicieron cosas. Muchas cosas, tantas que la actual Corporación no ha tenido la necesidad de hacer nada nuevo. Bueno, necesidad siempre hay, pero que no se ha hecho ni un solo local nuevo, también es verdad de la buena.
Por hoy lo dejamos y en próximas fechas seguiremos contando viejas y nuevas experiencias.
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