Ataque a nuestra agricultura

Miguel Ángel Montero
Secretario General del PP de Urrácal
Observo atónito estos días cómo se ataca a nuestra agricultura, a la principal fuente de ingresos de nuestra tierra y motor económico. Veo asombrado cómo se cierra el mercado europeo a nuestros productos a pesar de no tener una sola prueba de que la contaminación por la  bacteria “E.Coli” haya sido en España.
Han sido muchos los ataques contra nuestra agricultura. Aún recuerdo como si fuera ayer aquellos camioneros cuyos productos transportados se tiraban al suelo en la frontera con Francia. Nos han calumniado con reportajes de dudosa credibilidad llamando a nuestros agricultores esclavizadores y usureros. Ahora, con la crisis de los pepinos contaminados,  ha llegado el momento cumbre para darle la estocada a  todo nuestro sector agrícola. El gobierno alemán, sin tener pruebas fehacientes, ha provocado el hundimiento de todo el sector.  Es comprensible que habiendo una alarma sanitaria de estas características se actúe con toda la precaución del mundo. Precaución que deberían de haber tenido los medios de comunicación alemanes antes de difamar a todo el campo español.
Las pérdidas en el campo almeriense están siendo desastrosas. Es lo que nos faltaba ya para acabar de arruinarnos. Esto ocurre mientras el gobierno hace “balance” de las últimas elecciones y busca un sucesor para las próximas generales. Y la  reacción de éste,  como siempre, tarde y mal. Si tuviéramos un gobierno fuerte, dudo que Alemania se hubiera atrevido a difamar nuestra agricultura tan rápidamente. Estoy seguro que hay intereses comerciales detrás de estas acusaciones, porque llevamos ya muchos años exportando nuestros productos con un historial incuestionable y, sin embargo, se están vetando todas las exportaciones agrícolas españolas, aun a pesar de que en Bruselas se pide calma.
No basta con ambigüedades y fotos en la prensa, aquí hay que actuar rápido y exigir a nuestros gobernantes que defiendan el campo español con uñas y dientes. No entiendo cómo se está tardando tanto en descubrir dónde se contaminaron los pepinos,  pero no hace falta ser muy experto en la materia para saber que es imposible una contaminación por una bacteria ajena al campo en dos almacenes distintos de la provincia. Cabe suponer, pues, que la contaminación es en destino y no en los almacenes. Espero que se exijan responsabilidades a aquellos que sean los culpables de esta contaminación, como también se exijan responsabilidades a los que han provocado la crisis de todo el sector, porque no solo son los pepinos retirados de las estanterías de los supermercados europeos, si no todos nuestros productos.

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