Democracia irreal e inorgánica

Rafael Leopoldo Aguilera

Me da la percepción de que estas manifestaciones que se han producido en este momento de proceso electoral están programadas y dirigidas, con independencia de quienes se unan a las mismas por desconocimiento u otros intereses,  por sectores anti-sistema,  y sobre todo por la izquierda más radical, retrógrada, marxista, leninista y trotskista de tiempos pasados, con connotaciones anticlericales y antirreligiosas como ha ocurrido este fin de semana en Granada al paso de una cofradía, sin intervención de las Fuerzas de Seguridad.

Son concentrados sin ninguna carga ideológica, social ni cultural de querer cambiar el rumbo de la situación a la que estamos abocados.

Estas manifestaciones están basadas en cuestiones crematísticas y mercantilistas de viciar el voto el día 22 de mayo, con la simbología y signos propios de un falso progresismo  y la utilización partidista de la bandera republicana y otros signos propios del socialismo reaccionario.

Podríamos decir que esto que está ocurriendo es un golpe de estado encubierto frente al pluralismo político de la España bipartidista, que la autoridad gubernativa no debería de haber permitido en estos momentos electorales como sí fuese un botellón de fin de curso, pidiendo la abstención en la mayoría de los casos, lo que permitiría que grupúsculos y otros partidos políticos decadentes de una determinada tendencia tengan más posibilidades de obtener escaño en las municipales y autonómicas.

Esta agitación social nada tiene que ver con aquella revuelta estudiantil de los años 1986-1987, cuyo líder mediático fue Juan Manteca Cabañes, “el cojo Manteca”, ya fallecido, y cuyas revueltas fueron aclamadas por miles de estudiantes con espíritu crítico ante la situación caótica que España vivía en aquellos momentos y que desembocó en la huelga general del 14 de diciembre de 1988. En aquellas manifestaciones no se enarbolaba ninguna bandera, ningún signo característico de la izquierda ni la derecha. Era la espontaneidad de los jóvenes y no tan jóvenes que se estaban viendo abocados a la desesperación y a la desesperanza ante la falta de salidas profesionales, la inducción a la droga y la falta de porvenir.

Más que pedir democracia real en este sistema basado en el dinero, deberíamos de pedir más respeto a la persona no limitando nuestros derechos constitucionales, con respeto a  la Libertad, a la verdadera, no a la falsa actual que se basa en la manipulación mediática de las conciencias, a su Integridad (no sólo la física, hoy violada con ese crimen legal del aborto, sino también la moral y la intelectual) y a su Dignidad (que no puede respetarse si no se comprende la profundidad de su significado).

Por qué no muestran su rechazo a la sentencia política del Tribunal Constitucional en la legalización de Bildu, que ha puesto la “cruceta del estoque taurino” a la Patria, como unidad orgánica de convivencia y de destino común de todos los españoles.

Acaso defienden los impulsores e instrumentalizadores de la “democracia real” la Justicia Social, el Derecho a la Vida, una política exterior digna, un sistema participativo basado, no en la falsa representación, sino en la participación directa de las personas en las esferas sociales en que se mueven directamente.

Todo esto es fruto del desgobierno en que está España. Sí querían que se oyeran sus voces, que se hubieran constituido como Agrupación de Electores y sepamos realmente quienes son y cuales son sus objetivos reales, no los irreales. Han  tenido siete años para esta opción. Me huele todo esto mal.