El muerto imaginario

Kayros
Periodista

La noticia ya la conocen: Javier Arenas, presidente del PP andaluz, solicita el borrador para la declaración de Hacienda y el Registro Civil le comunica que está fallecido. Es obviamente un error burocrático, no quisiera pasar de ahí, pero a veces, entre el azar y la necesidad, se dan cosas misteriosas. Freud hubiera visto en este guiño una ironía del subconsciente que no tiene por qué estar equivocada.

Yo no hago psicoanálisis. Mi deseo es analizar el resurgir de la derecha en Andalucía. Según las encuestas, casi a punto de conseguir la mayoría absoluta. La gente que hizo la transición y presenció el triunfo de la clase jornalera en tierra de terratenientes no se explica la resurrección de este muerto que ahora se pone en pie hablando de cambio. La primera constatación es que no estaba muerto. Y la segunda, que el tiempo no pasa en vano. Treinta años de poder, de coche oficial, de fastuosos fines de semana, de noches de flamenco con los grandes señores que tanto criticábamos, han podido oxidar la alcancía socialista donde estaban guardados los cien años de honradez.

Uno de los consuelos que ofrecerán estas elecciones será no ver ya, camino de Sevilla, a tanto político enchufado, a tanto intelectual orgánico con la boca llena de pasteles y de tonterías sobre la segunda modernidad. Ahora bien: ya veremos también en qué consiste este cambio de Javier Arenas. Algún estratega conservador se ha atrevido incluso a mentar la palabra revolución. ¿El PP hablando de revolución? ¿Estará muerto Arenas y no nos habremos enterado? Quizá mientras perdía elecciones, los socialistas comenzaron a pensar que el reino era para la eternidad pero en las grandes ciudades crecía el paro al tiempo que la juventud se preparaba para otra cosa.

Ya no es el voto cautivo, ni los cuatro viejos pensionistas en torno a la fuente del pueblo. Hoy los jóvenes exigen esperanza de futuro. Yo no diré que Javier Arenas lo consiga nada mas ponerse al frente de la Junta, pero tras los escándalos de los ERE y otros, me parece lógico que la gente quiera cambiar de chip. De todas formas el tiempo dirá.
(La Voz de Almería)

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