Garrucha: Un voto para María López

Agustín de J. Muñoz Soler
Comentarista político

El domingo volveremos a ejercer el máximo honor que puede tener una persona libre, como es el de elegir a quien se desea le gobierne durante los próximos cuatro años, en el ejercicio de soberanía que es la base del régimen de libertades públicas que nos hemos dado y cuya máxima expresión es el voto. Para quienes hemos conocido, y padecido tal vez la dictadura, el mero hecho de ejercer el derecho a voto en libertad y en secreto genera un estado emotivo incuestionable. Y nadie mejor puede acompañar en esta emoción que las garrucheras y los garrucheros, particularmente, que tristemente se han visto obligados a rememorar  tiempos pasados como fiel eje de un ejercicio de gobierno excluyente y no universal, como si un impulso emocional se hubiese convertido en la peor de las pesadillas para un pueblo en el que sigo sosteniendo que la derecha interesada y desideologizada ha convertido en un laboratorio político con las consecuencias archisabidas por padecidas.

Es la primera vez que pretendo orientar el voto, y lo hago en estas elecciones municipales porque, en los 42 años que llevo residiendo, cada vez que se me brinda la ocasión hasta que no acabe mi ciclo laboral, nunca, y digo bien, he visto a Garrucha tan deteriorada como en estos cuatro años, cuando los que le precedieron adquirieron un grado de desarrollo social y económico que ponían como ejemplo allende sus fronteras, y justo es reconocer que con anterioridad también resplandecía con luz propia en el concierto del Levante Almeriense.

 Mi opinión sumamente crítica con el actual equipo de gobierno es sobradamente conocida, y lo es no por motivos personales, ya que solo tengo el gusto de conocer a una concejala, sino porque también el pasado verano me entristeció enormemente observar tal grado de deterioro como jamás he conocido en otro municipio. Y tal vez esta desvinculación personal pueda conceder mayor fuerza y objetividad a una opinión formada en función de realidades, de hechos constatables y contrastados. Y ello cuando hacía tan solo unos meses, no más de 40, Garrucha se había convertido en un referente comarcal con una vitalidad socio-económica digna de todo elogio y que estaba siendo diseñada para conducir al Levante Almeriense hacia un futuro floreciente turístico y comercialmente más sostenible y homologable al que generó en la zona la minería.

Estoy en condiciones de asegurar que Garrucha ha perdido con el PP gobernante el tren de la modernidad para introducirse en el túnel del tiempo desde el que no se atisba ni un solo rayo de luz. Y ante este panorama se le ofrece la posibilidad a las garrucheras y a los garrucheros, pero también a los residentes que con su esfuerzo y capacidad están contribuyendo al desarrollo social y al bienestar social, de recuperar la vitalidad económica y la ilusión social con la garantía de una de los artífices de esa etapa como es María López.

Nadie mejor que yo, y digo bien, para pedirle al amable lector de Garrucha que distrae su tiempo en este espacio periodístico el voto para María López, por haber sido crítico con ella, ciertamente, y en honor a la verdad, mis 'problemas' con María han sido fruto de, si se me permite el símil, un enfado como en la adolescencia cuando los 'platones' rompían parejas, pero que estoy seguro que ella sabe disculpar y ello me lo ha demostrado con su enorme calidad humana de la que me percaté el primer momento en que me entrevisté con ella, si bien es cierto que también su cara no me resultaba desconocida ya que el entorno geográfico es pequeño.

En María López concurren una serie ilimitada de razones para elegirla alcaldesa de Garrucha, y la primera es la opción de vida que representa frente a las dos otras opciones que se tienen el 22-M: la abstención o su oponente político. María encarna una opción ante la vida que se aleja abismalmente de la que representa el adversario político, que no es enemigo como él considera a quienes no piensan igual, que es la del respeto, cualidad que llama poderosamente la atención el que tenga que explicitarse a estas alturas pero que se hace necesario resaltarla porque su oponente político no ha sido respetuoso con todas las garrucheras, garrucheros, veraneantes y visitantes, ya que ha utilizado la Alcaldía para ajustar cuentas.

Lo que realmente procedería en esta campaña electoral por parte de la candidatura que encabeza el alcalde en funciones es que al optar a la reelección hiciese una recopilación de cuanto ha hecho durante sus cuatro años en la alcaldía. Sobre todo debería hacer constricción de conciencia en voz alta y que se sepa si piensa que ha sido un alcalde para todos, y, tan importante como esto, si sinceramente en la actividad política todo vale. Mucho me temo que las respuestas a estas demandas ciudadanas dormirán el sueño de los justos.

En contraposición a estos silencios se encuentra la capacidad y consecuentemente gestión política que ha llevado a cabo María López al frente de las responsabilidades políticas que ha tenido. Empezando por la última, la ayuda a los almerienses necesitados en los núcleos urbanos más pequeños de la provincia de Almería lleva el nombre de María López. Con anterioridad, y yo he sido testigo, sus ochos años con responsabilidad de gobierno en Garrucha han sido de tal magnitud que sus sucesores se encogieron por la incapacidad de seguir su gestión que estaba llamada a colocar al pueblo en cabeza del desarrollo comarcal, quedando como testigos sordos de su encomiable labor el parking subterráneo en la plaza de las Alas y el olvido del único centro comercial autorizado desde Lorca a Sorbas.

La gestión, que es el verdadero y más auténtico argumento que puede utilizar un candidato a la Alcaldía para pedirles el voto a sus convecinos y convecinas, está sobradamente reconocida en María López, ya que es asimismo el aval más importante y que en Garrucha supone una garantía de futuro para que sea elegida alcaldesa el domingo en la seguridad de que no defraudará. 

2 comentarios:

  1. si tan inteligente eres porque no te nombra el psoeeeee jefe de prensa, porque no tienes un pelo de tonto.

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  2. Que pena que mucha gente no conozca la educación...El señor anónimo podría respetar un poco más al prójimo y a la libertad de expresión

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