Jóvenes que terminan Bachillerato

Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia

Miles de jóvenes almerienses cumplen este curso 18 años y llegan, pues, a la mayoría de edad coincidiendo con la Selectividad y la entrada a la Universidad. Como profesor de más de un centenar de ellos, les deseo todo lo mejor en la vida para que puedan cumplir esos hermosos sueños de la adolescencia. Los educadores soñamos con que nuestros discípulos hayan escuchado la voz del maestro que les empuja a un modelo de vida lleno de valores como la libertad, la amistad, la solidaridad, la paz, la justicia… En este momento me vienen a la memoria unos maravillosos versos de Gabriel Celaya dedicados a la educación que nos llenan de emoción:
  
 “ Es consolador soñar
mientras uno trabaja
que ese barco, ese alumno
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
Llevará nuestra carga de palabras
Hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
Nuestras fuerzas se vayan acabando
Surgirán los jóvenes alumnos almerienses
Que  con sus barcos nuevos seguirán
Llevando nuestra bandera enarbolada”.

Queridos jóvenes: parece que vais llegando a otra etapa de vuestra vida. Y la pregunta es: ¿cómo os encontráis? Seguro que no os será difícil recordar tantas sensaciones vividas, pues la llegada de la mayoría de edad  supone uno de esos momentos en que la cabeza vuelve hacia atrás como una especie de película al retroceder en el tiempo. Sin embargo, debéis mirar atrás no como una despedida sino para sentiros orgullosos de lo conseguido porque, efectivamente, llegáis a los 18 años y, por consiguiente, a la responsabilidad y, a la vez,  a la libertad e independencia de los adultos. Aprovechad estos años universitarios para crecer por dentro tratando  de ser buenas personas en el día a día: gente cercana, capaz de tender la mano a los que os necesiten y de tratar  a los demás con el máximo cariño y respeto. Me gustaría haceros reflexionar para caer en la cuenta de que lo más importante que tenéis en la vida son vuestros padres y a ellos debéis dar las gracias, antes que a nadie, porque unos buenos padres suponen más que un centenar de profesores. Ellos siempre han estado ahí, contra viento y marea, en un segundo plano, apoyando sin condiciones.

Por otra parte, es justo también que les déis las gracias, en este momento tan especial, a vuestros profesores por la dedicación de toda una vida, por un trabajo sin descanso. Ellos han intentado despertar vuestra curiosidad por el saber, vuestro espíritu crítico y lo más bonito es haber pasado este tiempo de nuestra vida juntos, unidos y aprendiendo unos de otros. ¡Ah! y algo muy importante: mantened la amistad con vuestros amigos del Colegio y del Instituto, ya que estas relaciones que surgen en la infancia y en la adolescencia son las más entrañables, las más sinceras y las que siempre van a ir unidas a vuestros recuerdos.

Pero bueno, todos tenéis un gran futuro por delante: en la Universidad viviréis una etapa inolvidable. Aprended lo máximo, pero nunca a cualquier precio, porque el secreto de la felicidad no es hacer siempre lo que se quiere, sino querer siempre lo que se hace.

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