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La crisis del pepino

José Antonio Sánchez


El daño que se ha hecho a los agricultores almerienses y españoles es irreparable. Una vez más un país ´hermano´ de la Unión Europea decide arremeter contra la agricultura almeriense por diferentes intereses, ya sean económicos o sociales. Arremeten sin pruebas y sin preocupación del daño económico que se ha hecho a miles de familias, lo que agrava aún más la precaria situación de crisis que sufre nuestro país. Esta campaña “destructiva” en contra de los productos españoles se está extendiendo por toda Europa, y países como Dinamarca, Austria, Finlandia, Suiza y Francia, entre otros, se han sumado a los alemanes para retirar todos los productos hortofrutícolas de origen español de sus mercados. No solo retiran los pepinos, sino berenjenas, tomates, lechugas, leche…
Las pérdidas de los agricultores y productores españoles son ya millonarias e incalculables. Los compradores se escudan en la crisis del pepino para bajar los precios al mínimo, rozando la sinvergonzonería e inmoralidad. Los agricultores injustamente arrancan sus cosechas para no sumar más pérdidas ante la caída del mercado. Estos compradores son en muchos casos multinacionales y grandes cadenas de supermercados, los cuales  no atienden a hechos y se aprovechan de estas lamentables situaciones para conseguir beneficios económicos a corto plazo.

No existen pruebas de que los productos de origen español estén contaminados, pero por si acaso, los alemanes han decidido cargar contra la débil España. Han retirado la confianza de un plumazo a una agricultura de las más modernas del mundo, una agricultura de calidad, pionera,  segura y que sufre un alto nivel de control durante toda la campaña.

Una España débil, en la que ni el gobierno ni las autoridades son capaces de pedir explicaciones o enfrentarse al gobierno alemán para defender a los agricultores españoles. Una vez más, España está a la cola de los países que conforman la Unión Europea que tan poco miran por los intereses de los agricultores, como ya venimos sabiendo en casos como el acuerdo Marruecos-UE y la entrada de productos de países terceros que ni por el asomo se cumplen en cuanto a las cantidades que se introducen a través de las fronteras  y que nadie controla.

Las fuertes medidas de control que exigen los países exportadores son superadas con éxito una y otra vez por nuestros productos.  Todas las personas afectadas por la bacteria “Escherichia coli” están centralizadas en Alemania, lamentablemente han muerto ya una decena de personas y han enfermado cientos, todos ellos tras comprar productos procedentes del mercado central de Hamburgo.
 
Por lo tanto, si en España, país de origen de los pepinos –junto a otros no identificados por las autoridades alemanas- no existe ningún caso, ni se ha detectado ninguna infección tras los miles y miles de análisis a raíz de la alerta sanitaria, ¿cómo es posible que sigan acusando a España? ¿Debemos boicotear ahora todos los productos alemanes? No sería lógico.

Las claves de la crisis del pepino

- El producto es pepino de Almería, pero su contaminación es en origen. ¿Por qué se sigue rechazando el producto español en gran parte del mundo?

- Más partidas de pepinos del mismo agricultor de Roquetas de Mar se han comprobado que están limpias en su finca y fueron enviadas por la distribuidora a tres destinos diferentes, de las cuales dos están limpias y la tercera es curiosamente la infectada en Hamburgo.

- Más países, entre ellos Países Bajos (Holanda), estaban entre los pepinos analizados y solo acusan a España.

- La información llega antes a los medios de comunicación alemanes que a las autoridades sanitarias para que se produzca la alerta sanitaria que tardo en llegar varios días.

- Una partida de pepinos cayó en el camión de transporte mientras se descargaba en el mercado de Hamburgo y a pesar de ello se comercializaron.

- Las autoridades alemanas recomiendan no comprar productos hortofrutícolas españoles a sus ciudadanos. No solo pepinos, cualquier producto. Esta recomendación se extiende como la pólvora por los países vecinos. El daño es irreparable.

-  Más de 200.000 kilos se han quedado en las productoras almerienses y miles de kilos más se han quedado en los invernaderos. La producción se ha paralizado y los agricultores han arrancado sus cosechas, esto suman millones de pérdidas.

- Los agricultores no pueden vender los melones, sandias, pimientos, berenjenas, calabacinos… Todo a menos 20 céntimos. Una vez más los agricultores son los que lo pagan todo arruinando sus vidas.

¿Que futuro le espera al agricultor? ¿Tal vez se acerca el fin de la agricultura intensiva?

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