Manuel Pérez Sola
Vicepresidente de Amigos de la Alcazaba
El paraje de La Molineta está situado en la cornisa norte de la ciudad de Almería, sobre las últimas estribaciones de la Sierra de Gádor y constituye uno de los pocos espacios naturales próximo al entorno urbano, con posibilidades reales de convertirse en el gran Parque Periurbano de Almería y sus municipios colindantes. Su nombre tiene mucho que ver con uno de los numerosos tesoros hidrológicos que alberga: una antigua molina de viento que extraía agua del subsuelo mediante una noria interior, para vertirla en una balsa próxima y darle riego a los bancales situados muy por encima de la rambla de Belén.
Pero la historia más reciente de este singular espacio comenzó a finales del siglo XIX y comienzos de XX, cuando una serie de familias burguesas enriquecidas con las explotaciones mineras de la provincia, y sobre todo con la exportación de la uva de mesa; deciden construir sus residencias en este lugar. Aparecen así unas grandes masiones de estilo historicista que ponen en evidencia el alto nivel económico de sus moradores. Este es el caso de la más antígua, la Finca Santa Isabel de 1872, propiedad del Sr. Fischer, cónsul de Dinamarca y gran consignatario del transporte marítimo; que la construyó en honor a su esposa mezclando diferentes estilos arquitectónicos, entre los que destacan los detalles ornamentales en puertas, ventanas, frisos y zócalos del más vanguardista estilo modernista. Otra de las viviendas señoriales es el Cortijo Buenavista, propiedad del senador Pío Abdón Pérez, que después la vendió a D. Antonio Góngora, y que es un claro ejemplo de estilo ecléctico inspirado en construcciones señoriales que abundan en el País Vasco. La tercera vivienda singular del paraje (la(conocida como el cortijo de La Molineta o de la familia Arcos), fue construida entre 1925 y 1932 por D. Emilio Abad Campella, en un estilo historicista que une características propias del neobarroco con las del más puro regionalismo andaluz.
A comienzos del siglo XX, los descendientes de estas tres familias llegaron a repartirse la casi totalidad del territorio que hoy conocemos como La Molineta; pues no solo se construyeron allí sus residencias señoriales, sino que también crearon en torno a ellas unos monumentales jardines y pusieron en producción agrícola los terrenos colindantes con las mismas, primero mediante el cultivo de parrales y más tarde a base cítricos. Para ello, los propietarios de estas haciendas, al igual que otros con fincas ubicadas a lo largo del curso bajo del río, constituyeron la "Sociedad de Nuevos Riegos de San Indalecio" con la intención de crear una segunda vega a una altitud a la que no podía regar el Andarax, trajeron el agua canalizada desde Benahadux y construyeron una red de acequias secundarias, de balsas y de algibes que les permitían su captación, almacenaje y distribución a lo largo de todo el recorrido del canal.
De esa época se conservan hasta ocho grandes balsas, entre las que destacan la balsa Terriza (en la actualidad techada y usada como almacén) , la balsa de Doña Carmen (un escepcional mirador natural sobre la ciudad de Almería y la totalidad de su bahía), la balsa de San José, junto al cortijo Baeza (en la actualidad mutilada transversalmente por la construcción del carril de incorporación a la autovía), las balsas junto al instituto El Argar y el colegio Los Millares; pero sobre todo la espectacular balsa de "Los Cien Escalones" ( la más profunda de la provincia y construcción imponente a base de piedra vista y sillares de cantería, que recuerda la solidez de una fortaleza militar), y la balsa de la Cueva de la Columna (en un emplazamiento subterráneo, que primero se usó como cantera de estracción de piedra, más tarde como polvorín y por último como balsa de riego).
A parte de otras consideraciones medioambientales (presencia de varios endemismos botánicos y de especies como el caracol chapa en peligro de extinción), o de índole paisagístico por sus escepcionasles vistas: el paraje de La Molineta debe protegerse por el solo hecho de contar con este formidable patrimonio hidrológico, en un aceptable estado de conservación; y que en una zona semidesértica como Almería, representa la lucha titánica del hombre por proveerse de un elemento tan necesario y escaso como es el agua. Por todo ello es necesario, que el futuro Parque de la Molineta integre todos estos elementos hidrúlicos, los ponga en valor y los difunda entre ciudadanos y usuarios, para que formen parte de la memoria y del imaginario colectivo. Para hacer esto posible, es necasario que se considere como parque periurbano a todo el perímetro en que se encuentran dichos elementos, pues todos ellos juntos son los que conforman el paisaje cultural que le da sentido y entidad a dicho parque.
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