Francisco Espinar
Director de Onda Cero Almería
Apurando horas, minutos y segundos, los partidos que concurren a las próximas elecciones diseñan la última fase de sus estrategias electorales en base a las expectativas que las encuestas otorgan como también atendiendo al sonido de la calle pero con justa confianza. Y es que, después del historial de decepciones que completan las libretas de los cuadernillos electorales de antiguos comicios nadie quiere el rojo para sus caras. El camino hasta aquí presenta evoluciones invertidas.
Con Izquierda Unida como único garante de un verdadero proyecto de izquierdas, esta formación acude con el optimismo del que llega convencido de que su mejor patrimonio se encuentra en sus ideas, a lo que le suma el campo abierto que le deja el PSOE en su banda favorita y el estado de crisis aguda que presenta la formación que lidera el cuestionado Diego Asensio.
Rosalía Martín sabe que el terreno se encuentra abonado, su formación cuenta con viento a favor dispuesta a conseguir uno de los mejores resultados electorales obtenidos nunca por la formación que presentará a Rafael Esteban como candidato en la capital. La paradoja se ha vestido con su traje de noche para enseñar su perfil mas caprichoso.
El diseño de la estrategia trazada por el PSOE de Martín Soler, pactando en Diputación un gobierno con Añez y Enciso en coalición silenciosa allá por el año 2005, incluyendo en el decálogo del acuerdo desgarrar a los populares, ha tenido efecto boomerang.
Pocos años después unos llegan aparentemente cohesionados, las favorables expectativas tienen mucho que ver , filas cerradas, conscientes de que pueden enfrentarse a unos resultados históricos. En Almería capital, Luis Rogelio presenta una gestión en la que progresa adecuadamente. Si suma mayoría absoluta alcanzará 20 años ininterrumpidos presidiendo instituciones públicas; 8 en Diputación y 12 en el Ayuntamiento. En los que solo contó con una mayoría absoluta en su segunda experiencia al frente de la Diputación. Con reproches o sin ellos, con críticas o sin ellas, con discrepancias y errores, le reconozco su capacidad para otorgarle peso a la institución que representa. Da la talla. Para algunos este detalle no viste, pero cabe recordar que desde su salida de Diputación el traje de presidente le ha quedado gigante a los dos inquilinos que le sucedieron.
“Los otros” andan como en la película de Amenábar. Entre desazón y acuciante inseguridad, tal vez, con algo de temor o miedo, un temor que en el fondo resulta deleitoso, claro está, un temor, como la sinopsis indica, apetecible por interpretar que está ante la posibilidad de una derrota necesaria que permita tantos cambios como deseos de regeneración interna. Una vez se abandona el sentido de la realidad tiene lugar el nacimiento de nuevas realidades. Pero, en tanto no llegue el lunes para abortar cualquier especulación, resulta insólito enfrentarse a unas elecciones con peor rollo y más desconfianza interna que en la sede de Pablo Iglesias.
(La Voz de Almería)
Con Izquierda Unida como único garante de un verdadero proyecto de izquierdas, esta formación acude con el optimismo del que llega convencido de que su mejor patrimonio se encuentra en sus ideas, a lo que le suma el campo abierto que le deja el PSOE en su banda favorita y el estado de crisis aguda que presenta la formación que lidera el cuestionado Diego Asensio.
Rosalía Martín sabe que el terreno se encuentra abonado, su formación cuenta con viento a favor dispuesta a conseguir uno de los mejores resultados electorales obtenidos nunca por la formación que presentará a Rafael Esteban como candidato en la capital. La paradoja se ha vestido con su traje de noche para enseñar su perfil mas caprichoso.
El diseño de la estrategia trazada por el PSOE de Martín Soler, pactando en Diputación un gobierno con Añez y Enciso en coalición silenciosa allá por el año 2005, incluyendo en el decálogo del acuerdo desgarrar a los populares, ha tenido efecto boomerang.
Pocos años después unos llegan aparentemente cohesionados, las favorables expectativas tienen mucho que ver , filas cerradas, conscientes de que pueden enfrentarse a unos resultados históricos. En Almería capital, Luis Rogelio presenta una gestión en la que progresa adecuadamente. Si suma mayoría absoluta alcanzará 20 años ininterrumpidos presidiendo instituciones públicas; 8 en Diputación y 12 en el Ayuntamiento. En los que solo contó con una mayoría absoluta en su segunda experiencia al frente de la Diputación. Con reproches o sin ellos, con críticas o sin ellas, con discrepancias y errores, le reconozco su capacidad para otorgarle peso a la institución que representa. Da la talla. Para algunos este detalle no viste, pero cabe recordar que desde su salida de Diputación el traje de presidente le ha quedado gigante a los dos inquilinos que le sucedieron.
“Los otros” andan como en la película de Amenábar. Entre desazón y acuciante inseguridad, tal vez, con algo de temor o miedo, un temor que en el fondo resulta deleitoso, claro está, un temor, como la sinopsis indica, apetecible por interpretar que está ante la posibilidad de una derrota necesaria que permita tantos cambios como deseos de regeneración interna. Una vez se abandona el sentido de la realidad tiene lugar el nacimiento de nuevas realidades. Pero, en tanto no llegue el lunes para abortar cualquier especulación, resulta insólito enfrentarse a unas elecciones con peor rollo y más desconfianza interna que en la sede de Pablo Iglesias.
(La Voz de Almería)
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