Lorca: Vecinos de la misma esquina

Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería

Hay silencios que son atronadores. El de ayer dejó mudos los micrófonos y vacías las sillas. La campaña acalló las voces; aplazó las críticas; anuló las diferencias. La función quedó suspendida. Oímos cómo el ruido brota de la alegría y escuchamos cómo del dolor nace el silencio. La compasión -padecer con el que sufre- es un sentimiento tan íntimo que sólo debe ser contemplado desde el sentimiento recogido en el gesto, desde la ternura prendida en la mirada. Los partidos hicieron ayer lo que deseaba la ciudadanía: que el alboroto dejara paso al recogimiento; que lo urgente se impusiera a la importante.

Almería mira desde el atardecer del miércoles a sus vecinos de Lorca con el afecto de quien comparte esquina y con el sobresalto de quien sabe, bien que sabe, que la tragedia es tan cercana que, aunque no es propia, no es ajena. Almería y Lorca comparten el mismo azul y el mismo suelo. Los atardeceres tienen aquí y allí el mismo ocre dorado por el mismo sol. Las torrenteras nos han unido tantas veces en la desgracia que siempre acabamos mirando la misma nube. Almería se ha volcado con el dolor de Lorca. Y lo ha hecho con naturalidad; con la elegancia sutil de quien hace lo que tiene que hacer y, además, porque quiere hacerlo.

Los almerienses, desde la capital hasta Huércal-Overa; desde Vera hasta Vélez Rubio, han ofrecido a sus vecinos la capacidad de nuestro personal sanitario, la profesionalidad de nuestros bomberos, la asistencia de nuestros hospitales y el calor de nuestras mantas y nuestra solidaridad. Almería es una provincia de contradicciones, una geografía de frontera, un territorio de indefinida definición. Somos el puente que une el levante con Andalucía y nada de lo que ocurre en aquella orilla no es ajeno. Es más, a veces nos es tan cercana que la torpeza de algunos hace que nos sintamos más alejados de este lado del puente que de aquel.

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