Luis Rogelio Rodríguez-Comendador
Alcalde de Almería
Después de más de seis meses de trabajos de reparación, tras la fallida y poco presentable inauguración el Parque del Andarax en una operación mediática de la Junta de Andalucía, la delegada de Medio Ambiente remitió al Ayuntamiento de la capital una comunicación en la que nos conminaba a recepcionar el parque en tres días, so pena de cerrarlo a cal y canto. No hubo preaviso o sugerencia de inspección conjunta para evaluar el alcance de las actuaciones de mejora. La misiva llegó al Ayuntamiento y a los medios de comunicación al mismo tiempo, para poner al Consistorio en la delicada situación de recepcionar, sí o sí, una obra que, según la Junta, estaba "en perfectas condiciones" o bien aparecer ante la opinión pública como un organismo confrontador y antipático.
Pues bien, pocas horas después de recibir la carta de la Junta, me desplacé personalmente al parque que, según nuestro gobierno autonómico, estaba en perfecto estado de revista. Probablemente hayan podido ver estos últimos días algunas fotografías que pudimos hacer en esa rápida visita: árboles rotos, árboles secos, arquetas sin tapas, extensiones sin plantación, muchos metros cuadrados de malas hierbas, parques infantiles impresentables, malos olores fruto del riego con aguas residuales, restos de poda amontonados con riesgo de incendio… por lo visto, eso vale para los señores y señoras de la Junta de Andalcía como Parque del Andarax. ¿Se atreverían a decir que eso mismo podría valer para un Parque del Guadalquivir? Ya les digo a ustedes que no.
La misma Junta de Andalucía que encarga mármol de Carrara para su sede oficial y pone parches de hierro en las murallas de la Alcazaba no trata por igual a todas las provincias. Y lo cierto es que con Almería el trato es especialmente desagradecido. Resulta decepcionante ver que los responsables de la Junta en Almería insisten en doblegarse a ese evidente maltrato discriminatorio y tratan de hacer pasar por parque perfecto lo no es más que un considerable secarral lleno de posibilidades. Pero lleno también de abandono. Abandono y desidia de una administración que se empeña en maltratar a los almerienses y en demostrarles que son andaluces de segunda.
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