Zurgena: La Santísima Trinidad, en las elecciones

Francisco José Lopez Hernández

Representante de CDL en Almería

Parece ser que desde el anuncio de la candidatura de Juan Pardo en Zurgena por el Centro Democrático Liberal se ha levantado una expectación y unas corrientes de opinión a favor y en contra de su postulado a la alcaldía que no ha dejadon indiferentes a casi nadie. La democracia nos da la posibilidad de elegir a nuestros representantes cada cuatro años o cinco en el caso de las elecciones europeas. La diversidad de opciones y el enfrentar modelos de gestión en unos comicios supone uno de los derechos más importantes de nuestro sistema. La fiesta de la democracia es uno de esos grandes derechos por los que en la actualidad ciudadanos de países que viven en regímenes distintos al nuestro salen a la calle reclamando ese derecho. A veces tengo la sensación de que olvidamos lo grande que es ejercer nuestro derecho al voto, momento en el que el presidente de un gran banco, un parado, un ministro o una costurera son realmente iguales ante le ley.

No termino de entender cómo existe hoy en día gente que pierde los nervios por el hecho de que otro grupo de personas entiendan un modelo de gestión para un municipio distinto al existente. No puedo entenderlo, a no ser que los intereses creados en torno a abarcar el poder en ese consistorio vaya más allá de presentar tu propuestas, hacerlas llegar a los ciudadanos y que sea éste en el ejercicio de su derecho al voto quien elija qué ciudadano o ciudadana debe manejar el dinero de todos, en el beneficio de todos los habitantes y del progreso de una población.

El derecho a la libertad de expresión, a la justicia o a discrepar son, entre otros muchos, derechos fundamentales en cualquier sociedad democrática. Así está marcado en textos como la Constitución Española o la de cualquier sociedad civilizada  tal y como la entendemos, si bien cuando alguien tiene una vocación política tiene que tener claro que (al menos así lo entendemos en CDL) además de derechos adquirimos obligaciones con la sociedad. Nos convertimos como parte de un partido político en portavoces de las quejas y denuncias de los ciudadanos, adquiriendo a su vez un compromiso, el de encontrar soluciones y hacerlas efectivas, si el ciudadano con su voto de confianza así lo estima oportuno.

Si un político maneja el poder con arrogancia y gestiona el patrimonio de todos sus conciudadanos de manera “poco ética” tiene la obligación de rendir cuenta no solo ante la justicia (otro de los grandes derechos que nos brinda la democracia), lo debería hacer también hacia los que le prestaron su confianza y también, lógicamente, ante los que no lo hicieron.

En las últimas fechas, el candidato de CDL, Juan Pardo, ha sacado a la luz diversas “irregularidades” de gestión y ha aclarado algunas cuestiones que o no estaban muy claras o alejadas de la verdad en torno al actual equipo de gobierno. Las palabras del candidato de CDL, en una contienda electoral, solo  tienen hacia los mencionados dos caminos: Demostrar que no son ciertas ante tus conciudadanos, rebatiéndolas o bien debatiéndolas ante quien te señaló con el dedo,  y un segundo camino, que es ir hacia un juzgado y denunciar, ejerciendo tu derecho a la justicia. No tengo noticias de que ninguna de estas circunstancias se hayan producido.

Juan Pardo ha ofrecido la posibilidad de tener un debate con el actual alcalde en funciones y candidato del Partido Andalucista. Y lo ha hecho, además, asegurando que el actual alcalde representa no solo a su formación política, sino también a las otras dos en liza, PP y PSOE.

Puedo entender que el candidato a la reelección no esté interesado (no quiero expresar algún calificativo que pueden imaginar). Lo que no comprendo es cómo quienes encabezan las otras candidaturas no se apuntan al carro y reclaman también su derecho a debatir  la gestión pasada y comparar las alternativas presentes… Tan solo me queda pensar que mi compañero Juan tiene razón al afirmar que el misterio de Santísima Trinidad forma parte de la vida política de Zurgena. Sabemos quién es el Padre, decidan ustedes quién es el Hijo y quién el Espíritu Santo. Bien poco me importa, y disculpen, ciudadanos de Zurgena, no sé ustedes, pero yo a esto no le puedo dar mi Amén.