Javier Salvador
Director de Teleprensa
Almería tiene una enorme facilidad para ocupar portadas en los informativos de las tres de la tarde en la tele, cuando no es el pepino es el tomate y si no hay nada que recolectar en la huerta ahí tenemos los grupos políticos. En esta ocasión no se trata de corruptelas, por lo menos externas o de meter la mano en el cazo, sino de las propias de los partidos, de las familias que cambian de bando con tanta facilidad que hacen bueno aquello de “se ha vendido a cuantos lo han comprado”.
Pero esta vez hay una diferencia, un enorme y claro contraste con otras ocasiones, porque la crisis del PSOE de Almería puede llevar a mucho más de lo que todos imaginan. Culpables son todos, empezando por el propio Diego Asensio, ya que todos los firmantes de esa dimisión en bloque que deja a su partido en unos índices de credibilidad muy bajos son gentes que él y los suyos auparon a los puestos que ahora ocupan u ocuparon, hasta el mismísimo Nono Amate que aún sigue cabreado porque hace décadas le apearon a él como ahora han hecho con el actual secretario provincial. También es cierto que el haber sido colocado no implica ninguna pleitesía de por vida y que algo muy sano para todos los partidos es que de la noche a la mañana se pueda hacer borrón y cuenta nueva por decisión popular, pero ahí es donde está la gran incógnita: ¿Decisión popular?
Después de unas elecciones en las que se ha perdido hasta la vergüenza lo normal es que hubiese cambios, pero también estaba claro que cada grupo tiraría para sus intereses y ésa es precisamente la pena, que se habla de grupos y de intereses y no de renovaciones.
Vamos por partes. Lo que estaba muy claro es que Griñán no iba a dejar pasar por alto ese “nosotros apoyamos a Rubalcaba diga lo que diga Griñán”, esas cosas se pagan, como también puede terminar pagando el propio secretario general del PSOE en Andalucía la revolica de Almería, pero a su favor juega que nadie quiere telediarios en estos momentos. Aunque, ojo, que a una malas se cambia eso de “no queremos telediarios” por aquello otro de “telediarios los justos e imprescindibles”.
Ahora bien, el congreso de Almería será muy diferente si Griñán está fuerte y cuenta con el apoyo de Madrid o si le mueven de verdad la silla desde la sede de la calle Ferraz.
Y volvemos a las penas, porque realmente resulta lamentable que Almería sea el termómetro que le quieran meter a uno u otro por el trasero, en vez de dejarla que se recomponga, hable de socialismo, participación de sus bases y dé un giro a la izquierda que es lo que piden desde la calle. Sí, que vuelvan a ser rojos de cojones.
Habrá congreso a cara de perro y medirán sus fuerzas los griñanistas y los chavistas, porque al fin y al cabo de eso se trata, de las formas de uno y otro de llevar al partido hacia el éxito o el fracaso, aunque también hay una solución paralela, una ejecutiva de consenso formada por ese tipo de gente que es capaz de hablar con ambas partes, que ponen las siglas por delante de los odios personales. Pero claro, este último supuesto no se lo cree nadie.
Lo que sí está claro es que en Almería empieza la normalización total del PSOE de Andalucía mandado por Griñán o el inicio de su caída en picado, porque de lo que aquí se siembre se recogerán frutos en Cádiz, Jaén y tantas otras provincias andaluzas. Y sí, si no hay consenso a veces es mejor afrontar realidades como la exclusión de quienes no estén dispuestos a acatar las reglas de juego. Total, mejor momento que ahora no hay porque más votos es ya muy difícil que pierdan.
Pero esta vez hay una diferencia, un enorme y claro contraste con otras ocasiones, porque la crisis del PSOE de Almería puede llevar a mucho más de lo que todos imaginan. Culpables son todos, empezando por el propio Diego Asensio, ya que todos los firmantes de esa dimisión en bloque que deja a su partido en unos índices de credibilidad muy bajos son gentes que él y los suyos auparon a los puestos que ahora ocupan u ocuparon, hasta el mismísimo Nono Amate que aún sigue cabreado porque hace décadas le apearon a él como ahora han hecho con el actual secretario provincial. También es cierto que el haber sido colocado no implica ninguna pleitesía de por vida y que algo muy sano para todos los partidos es que de la noche a la mañana se pueda hacer borrón y cuenta nueva por decisión popular, pero ahí es donde está la gran incógnita: ¿Decisión popular?
Después de unas elecciones en las que se ha perdido hasta la vergüenza lo normal es que hubiese cambios, pero también estaba claro que cada grupo tiraría para sus intereses y ésa es precisamente la pena, que se habla de grupos y de intereses y no de renovaciones.
Vamos por partes. Lo que estaba muy claro es que Griñán no iba a dejar pasar por alto ese “nosotros apoyamos a Rubalcaba diga lo que diga Griñán”, esas cosas se pagan, como también puede terminar pagando el propio secretario general del PSOE en Andalucía la revolica de Almería, pero a su favor juega que nadie quiere telediarios en estos momentos. Aunque, ojo, que a una malas se cambia eso de “no queremos telediarios” por aquello otro de “telediarios los justos e imprescindibles”.
Ahora bien, el congreso de Almería será muy diferente si Griñán está fuerte y cuenta con el apoyo de Madrid o si le mueven de verdad la silla desde la sede de la calle Ferraz.
Y volvemos a las penas, porque realmente resulta lamentable que Almería sea el termómetro que le quieran meter a uno u otro por el trasero, en vez de dejarla que se recomponga, hable de socialismo, participación de sus bases y dé un giro a la izquierda que es lo que piden desde la calle. Sí, que vuelvan a ser rojos de cojones.
Habrá congreso a cara de perro y medirán sus fuerzas los griñanistas y los chavistas, porque al fin y al cabo de eso se trata, de las formas de uno y otro de llevar al partido hacia el éxito o el fracaso, aunque también hay una solución paralela, una ejecutiva de consenso formada por ese tipo de gente que es capaz de hablar con ambas partes, que ponen las siglas por delante de los odios personales. Pero claro, este último supuesto no se lo cree nadie.
Lo que sí está claro es que en Almería empieza la normalización total del PSOE de Andalucía mandado por Griñán o el inicio de su caída en picado, porque de lo que aquí se siembre se recogerán frutos en Cádiz, Jaén y tantas otras provincias andaluzas. Y sí, si no hay consenso a veces es mejor afrontar realidades como la exclusión de quienes no estén dispuestos a acatar las reglas de juego. Total, mejor momento que ahora no hay porque más votos es ya muy difícil que pierdan.
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