División de la izquierda

Kayros
Periodista

Tras las litúrgicas pompas y alegrías en la constitución de los nuevos ayuntamientos, surge un contradiós de la izquierda y es verla otra vez darle los votos al PP para que éste plante sus reales en los estrados de más de 6O salas consistoriales. Esto ya no puede llamarse solo ir contra natura sino abandonar una tradición intelectual que arranca de los primeros filósofos enciclopedistas de la Revolución Francesa.

Una de las frases que han surgido estos días en las acampadas del 15-M alude a la derechización de la izquierda y dice así más o menos: “¿Dónde está la izquierda? Bajando a mano derecha”. Los militantes desclasados de IU han creído que el PSOE se aburguesaba y en consecuencia le han dado el voto a la derecha. Yo desde luego no veo razón para solucionar el problema acudiendo a fortalecer todavía más a la Burguesía. Pero así están las cosas en este país donde a veces dan ganas de bajarse y dedicar el tiempo a freir buñuelos de viento. Como ha dicho Bono con imborrable comparación a Cayo Lara le hacen menos caso que a la Cipirana en los títeres.

Ciertamente la izquierda ha sido siempre más teórica que pragmática. Las peleas ideológicas de la República adelantaron el golpe de Estado de Franco al mismo tiempo retrasaron las tácticas operativas en la guerra civil. El filibusterismo corsario de Julio Anguita alumbró aquello de la “pinza”, un guiso difícil de tragar que a mi personalmente me dio muchos calentamientos de cabeza porque me encontraba todos los días, tanto en el Ayuntamiento como en Diputación, con históricos socialistas que no hacían otra cosa que renegar del PSOE y seguir cobrando del PP. Todo ello fruto sin duda de la habilidad negociadora de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, cada palo que aguante su vela.

En el PP se pelean por otras ambiciones que no son simples cláusulas teóricas. Yo no conozco un caso en que el PP pierda una elección por una distinción formal y por eso caben dentro de él desde la ultraderecha franquista hasta la Democracia cristiana pasando por la CEOE y la Conferencia Episcopal. Aquí somos más tiquismiquis. Por algo dicha complejidad operativa ha ido alejando al pueblo del mensaje socialista. La crisis debieron explicarla algo mejor porque la corrupción, según parece, no ha sido el problema teniendo en cuenta a los imputados del PP que hoy se sientan de nuevo en sus ayuntamientos.
(La Voz de Almería)

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