El coste real de la crisis del pepino

Antonio J. Corrales
Director de La Gaceta Económica de Almería

Por mucho que se quieran conocer los costes de las pérdidas que ha producido el alarmismo sensacionalista de Alemania, por buscar un culpable de la bacteria E-coli, va a ser muy complicado y difícil. Alemania se escuda en el seno de la Unión Europea para que sea esta última institución la que pague el gran destrozo de la imagen de nuestros productos que ha causado el pais germano, aludiendo que la crisis ha afectado a la agricultura de Europa. No debemos olvidar que el presupuesto de la Unión Europea lo pagamos entre todos los ciudadanos que residimos dentro de la unión, a través del IVA y de las aportaciones económicas que hacen los estados miembros; esto producirá la paradoja de que la agricultura almeriense pagará parte de su propia ayuda.

El valor de las pérdidas es incalculable. A mí no me sirve el coste de las ventas no realizadas durante estas semanas del “pepino del terror”, ya que se ha visto afectado todo nuestros sector a nivel mundial. El trabajo de tanto años, el esfuerzo por ser pioneros en nuestras producciones, de eliminar productos fitosanitarios manteniendo nuestro nivel de producción y calidad, hace que aunque recibamos el doble de lo pactado, ahora mismo no sería suficiente.

Les voy a poner un ejemplo. La guitarra que puso Google es su página web, ¿se acuerdan?, tuvo un coste de creación para Google de 15.000 €. Según varios estudios el coste de ese doodle, así se llama las distintas transformaciones que recibe el logo de Google, ha supuesto a la economía global un coste de 215.000.000 de dólares. ¿Cómo Google puede afectar de esta manera? Por las horas de trabajo perdidas por tocar la guitarra.

Algo similar ocurre con nuestra agricultura. El tiempo cerrado de las fronteras para la importación de nuestros productos no solo afecta a nuestra economia agrícola, sino a todos los sectores que la acompaña. No olvidemos la imagen de nuestra agricultura, tan dañada que, como bien se sabe, conseguir una buena reputación cuesta mucho esfuerzo y dinero y perderla muy poco.

Alemania debería realizar, y costear, una campaña publicitaria global  de promoción nuestra agricultora en los mercados de exportación. Alemania debe asumir gran parte del coste de las pérdidas que ha producido y debe ser multado por causar pánico alimenticio sin pruebas. En caso de duda o no llegar a un acuerdo, se debería actuar judicialmente contra el gobierno de Hamburgo, por ser el causante del daño sufrido, y llegar incluso al Tribunal Europeo, ya que la medida unilateral del gobierno alemán ha afectado a tercero países.

De igual manera, los eurodiputados españoles, de todos los colores y tendencias, deberían realizar una queja conjunta por la tardanza de la eliminación de la alerta sanitaria tras conocerse que las hortalizas almerienses no eran las causantes, y proponer en el parlamento el cambio de las alertas alimenticias en Europa.

PD: ¿Se acuerdan lo pronto que Alemania cerró las fronteras a los productos de Almería, y no cerró el famoso restaurante que podía haber infectado a la población?

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