El PSOE de Almería rompe la unidad que pidió Griñán

D. Cela / L. Blanco

El Correo de Andalucía

El PSOE andaluz comenzó a partirse ayer en Almería. El secretario general de los socialistas andaluces, José Antonio Griñán, había dicho que esta vez no ocurriría, que tras el hundimiento electoral del PSOE en las elecciones municipales "todos los secretarios provinciales" habían pedido "fortalecer la unidad del partido". Diez días después, el sector más crítico de la Ejecutiva provincial del PSOE almeriense ha anunciado su "dimisión" en bloque y forzado la dimisión del secretario provincial, Diego Asensio. Según los estatutos del partido, la disolución de la Ejecutiva obligará a crear una gestora que se encargue de la dirección provincial hasta que se convoque un congreso extraordinario.

La dimisión de Asensio vino precedida de la "renuncia irrevocable" de más de la mitad de su equipo (27 de 40), primero ante la Ejecutiva provincial y luego ante la regional. El líder de los socialistas almerienses acusó a la dirección regional de "haber orquestado una estrategia" para echarle. "Este señor [por Griñán] tiene un talante autoritario y antepone sus intereses" a los de Almería, dijo. Horas después, la secretaria de Organización, Susana Díaz, negó cualquier responsabilidad de Griñán en la fractura del PSOE almeriense y lo atribuyó a "un tira y afloja" entre corrientes internas, a una "reacción de militantes" que se había producido, según dijo, al margen y a pesar de la dirección regional. Díaz censuró la "salida de tono" de Asensio y le advirtió de que "no admitirá ni tolerará" descalificaciones hacia el presidente de la Junta.

Entre los dimitidos del sector crítico no sólo hay cargos orgánicos y concejales, también aparecen delegados provinciales de la Junta, alcaldes, exdelegados, regidores en funciones y exdiputados nacionales. La razón que aluden son "discrepancias" con la gestión de su presidente, el diputado y exconsejero Martín Soler, y con el secretario provincial, Diego Asensio. "Debemos cerrar una etapa porque el proyecto político de la dirección actual está agotado", explicaron en una nota. También vinculan la decisión con los resultados electorales del 22-M. Los socialistas perdieron 16.821 votos y 54 concejales en la provincia, además de la Diputación de Almería.

En el PSOE almeriense coexisten desde hace tiempo dos sectores enfrentados, el oficial y el crítico. El oficial es afín a Asensio y al exconsejero Martín Soler, y el crítico, que ha volcado la balanza, es proclive a la Ejecutiva regional. A partir de esta división, existen dos versiones de lo que ocurrió ayer: la oficial es que Asensio tenía pensado dimitir desde el jueves por la noche porque se sentía "perseguido" por la dirección regional e intentó comunicárselo personalmente a Griñán por teléfono, pero no lo localizó. En su defecto, no quiso tratar directamente con Susana Díaz, pero informó de su decisión a miembros del federal: el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, el vicesecretario general, José Blanco, el secretario de Política Autonómica, Gaspar Zarrías, el presidente del partido, Manuel Chaves, y a Alfredo Pérez Rubalcaba. Un día antes, Griñán y Rubalcaba habían estado en Almería con Asensio gestionando la crisis del pepino, pero "apenas se dirigieron la palabra". La directriz de Ferraz -sede del PSOE federal- tras la debacle electoral había sido clara: "unidad del partido" hasta las generales. Le pidieron a Asensio que esperara antes de hacer pública su dimisión para poder abordar el tema con Griñán. Pero el sector crítico adelantó su dimisión en bloque -la mitad, más uno- lo que suponía la disolución instantánea de la ejecutiva y ésta precipitó la renuncia de Asensio.

La versión del sector crítico es distinta: el ya exportavoz del PSOE en el Ayuntamiento, José Antonio Amate, dijo que Asensio no había dimitido, sino que "le han dimitido". "Él no ha pensado jamás en irse, ni con agua hirviendo se hubiera ido", explicó a Europa Press. El diputado almeriense Juan Antonio Segura Vizcaíno hasta ayer número tres de la ejecutiva, le exigió que "no busque en las presiones externas la justificación de las dimisiones".