Antonia Sánchez-Villanueva
Subdirectora de La Voz de Almería
El ruido de sables venía escuchándose en el PSOE de Almería desde hacía años. Cuando en el verano de 2010, Martín Soler salió del Gobierno andaluz, los sables se dejaron oir más cerca, mucho más a medida que se acercaba la cita de las municipales de 2011. Catorce días después de la debacle electoral, que ha dejado al socialismo provincial sin el poder de los ayuntamientos y con un abismo de votos respecto al PP, los sables se han desenvainado para tomar el cuartel de Pablo Iglesias, sede provincial del partido.
El episodio del pasado viernes, con la dimisión en bloque de la mitad de la Ejecutiva provincial (26 de sus 38 miembros) y la subsiguiente dimisión del secretario provincial -que conlleva a su vez la disolución del órgano-, deja al socialismo almeriense descabezado, desorientado y con muchos interrogantes abiertos. Y eso a un año de otras elecciones, las autonómicas y generales, donde Griñán se jugará 30 años de socialismo en la Junta.
Una de las mayores incógnitas que se plantea es quién liderará la renovación. Lo ocurrido el viernes obliga a crear una comisión gestora, que tendrá que nombrar el PSOE de Andalucía para pilotar la transición hasta que se celebre un congreso extraordinario del que salga una nueva dirección. La multiplicidad de sectores críticos, encabezados en todos los casos por antiguos o actuales cargos que representan etapas anteriores, complica la situación. Si la dirección regional de Pepe Griñán no afina y se decanta claramente por alguno, la división, lejos de cerrarse, puede ahondarse. Valga recordar que entre los miembros de la Ejecutiva que dimitieron el viernes había dos grupos: uno liderado por Antonio Bonilla, alcalde de Vícar, y otro por Juan Antonio Segura Vizcaíno, ex secretario provincial de Política Municipal.
La opinión muy extendida entre la militancia -que en las últimas horas se despacha a gusto en las redes sociales Facebook y Twitter- es que la renovación, saludada por la mayoría, no debe venir de la mano de antiguos dirigentes del partido, sino de gente nueva, aunque aquellos ayuden ahora a recomponer las piezas de una estructura rota. Incluso entre los sectores que han promovido y forzado la situación hay quienes piensan que el mayor error que ahora se podría cometer sería el “quítate tú para ponerme yo”.
Otra incógnita es si, como dice Diego Asensio, Griñán y su dirección regional han sido los urdidores de lo ocurrido en las últimas horas en el PSOE almeriense. Algunos críticos con los que ha hablado este periódico aseguran -y es sabido de hace tiempo- que el malestar viene de lejos y que la oposición interna existe desde hace años, no es fruto de una maniobra de Sevilla contra los restos del martinismo. Pero, por otro lado, parece lógico pensar que la Ejecutiva andaluza tuviera noticia de la maniobra, dada la enorme trascendencia que tiene y que implica forzosamente a partir de este momento un paso adelante por parte de Sevilla. Además, entre los miembros de la Ejecutiva que han dimitido hay algunos cargos institucionales de la Junta en la provincia.
Precisamente qué va a ocurrir con esos cargos ahora es otra de las cuestiones que se abren. Y también la elección de los ocho diputados provinciales que le corresponden al PSOE tras el 22-M. Esa ha sido una de las causas que ha precipitado, según las fuentes consultadas, la rebelión del viernes: evitar que la dirección provincial impusiera sus criterios en esa decisión.
Las dimisiones en la Ejecutiva Provincial no han sido las únicas. Orestes Muñoz, secretario de Movimientos Sociales en la Ejecutiva Municipal de Roquetas de Mar, ha sido el primer dirigente del partido en la provincia que presenta su dimisión tras la crisis abierta. En este caso concreto, el enfrentamiento viene de atrás, aunque Muñoz ha esperado a las elecciones para anunciar su marcha y lo hacía a través de Twitter, desde la que aseguraba este viernes que "no soporto ni un minuto más estar junto a los mayores farsantes del PSOE en Roquetas de toda su historia, al frente de la misma".
Lo irónico de todo esto es que los socialistas verán como diputados provinciales a aquellos de los suyos que HAN PERDIDO las elecciones municipales en sus ayuntamientos. En mi opinión debían haber esperado al comité provincial, hablar alli explicarse y después dimitir. Al no hacerlo quieren dejar el partido en manos de una gestora nombrada por ellos mismos que asegure sus puestos y el del Sr. Segura Vizcaino como parlamentario andaluz. Este hombre está muy asustado porque también HA PERDIDO y teme perder todo y tener que buscarse un trabajo
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