Jugada maestra

Antonio Felipe Rubio

Periodista

Hace más de un año, en la tertulia “La Linterna” de COPE, se informó de una estrategia política que facultaría la presencia de Gabriel Amat al frente de la Diputación, sin dejar, por el momento, el Ayuntamiento de Roquetas. La citada estrategia contaría con el apoyo en Roquetas de Eloísa Cabrera y, en Diputación, Javier Aureliano; ambos, destacados miembros del PP y de toda confianza de Gabriel Amat.

La operación surgió como una remota posibilidad, que fue tomando cuerpo al comprobar que existía cierto ruido de fondo en las filas del PP para el puesto de presidente de la Diputación. Ante las posibles disputas y enfrentamientos internos entre los posibles aspirantes, Gabriel Amat disipó las dudas y posibles postulaciones cortando en seco el debate transmitiendo el mensaje de que el presidente de Diputación iba a ser él. Así nadie se atrevería a mostrar interés alguno por disputar el preciado puesto, ya que lo contrario supondría entrar en conflicto con Gabriel Amat; o sea, mejor estar calladitos y, de esta manera, la batalla por la presidencia de Diputación quedaba resuelta.

También es cierto que el planteamiento contemplaba la posibilidad de dar un vuelco a la pésima imagen que la Diputación venía arrastrando desde el desgobierno de los tránsfugas del PP y el nefasto apoyo del PSOE. La verdad es que los peores años de la Corporación provincial necesitaban un resarcimiento y la recuperación del prestigio perdido. Por tanto, nadie mejor que Gabriel Amat para trasladar la solvencia y la experiencia personal de una exitosa y dilatada carrera política que devolviese a la Diputación la dignidad institucional que los antecesores echaron por tierra.

Por otro lado, una alcaldía “colegiada” en Roquetas dejaría en suerte a Eloísa Cabrera para continuar una brillante gestión municipal, en la que la propia Eloísa ha tenido mucho que ver por méritos propios.

Jugada maestra: Amat silencia las voces inquietas por la presidencia de la Diputación; señala la sucesión en Roquetas y se despide airoso de su carrera política al frente de una institución desprestigiada y hundida por el PAL y el PSOE. En pocas palabras: se quiere despedir promocionando lo mejor de su Partido y demostrando lo inútiles que han sido sus rivales y enemigos políticos. Insisto, jugada maestra.