La educación pública como garantía

Pedro Molina
Rector de la UAL
 
El próximo curso, más de 2.400 jóvenes almerienses apostarán por la educación universitaria. Son los hombres y mujeres que acaban de superar las Pruebas de Acceso a la Universidad y que se incorporarán en apenas tres meses a este nuevo Espacio Europeo de Educación Superior en el que se han transformado nuestras Universidades. Quiero darles a todos mi más sincera enhorabuena. También a sus profesores, que tanto han trabajado y que tan de cerca han seguido la evolución de estos futuros universitarios.

Los resultados de estas pruebas han sido magníficos. Al igual que el año pasado, se ha rebasado la cifra del 93 por ciento de aprobados, con notas muy buenas para un número importante de estudiantes: 147 de ellos han obtenido una nota superior a 9 puntos y 388 están entre 8 y 9 puntos, lo que les permitirá elegir sin ningún tipo de problema la carrera que cursarán a partir del próximo mes de septiembre. Señalaba antes el excelente trabajo que han realizado quienes han sido, hasta ahora, los docentes de estos chicos y chicas.

En Almería, el porcentaje de éxito siempre es muy elevado, lo que viene a confirmar la buena preparación que reciben en los institutos de secundaria. Como en años anteriores, también éste, las notas más altas de las Pruebas de Acceso a la Universidad han sido las de alumnos de centros públicos, lo que corrobora el buen trabajo que se lleva a cabo y la garantía que supone para los jóvenes la educación pública. Como novedad, este año los alumnos procedentes de Ciclos Formativos de Grado Superior han podido presentarse a mejorar su nota de admisión mediante la realización de la Fase Específica de las Pruebas. Muchos de ellos también se incorporarán a la Universidad el curso que viene.

La incorporación a la vida universitaria de estos nuevos alumnos viene a refrendar la máxima de que la educación y la formación son los pilares en que se debe construir y constituir el nuevo modelo basado en el conocimiento. Sólo la educación, la formación, la ciencia, la investigación, la cultura, la innovación, el desarrollo, son el camino.

En un tiempo, en una coyuntura de puesta en cuestión del modelo social, político, económico y de pérdida de valores, la educación es más que nunca. La ilusión con la que estos jóvenes, que serán los hombres y mujeres profesionales del futuro, empiezan su vida universitaria, reafirma esta idea. Ahora nos toca a nosotros tomar el testigo y no defraudar sus expectativas. En nuestra mano está convertir a estos jóvenes en buenos profesionales y, sobre todo, en buenos ciudadanos. Ese ha de ser nuestro reto y también nuestro empeño.

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