Lo que le faltaba al PSOE

Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
 
La situación por la que venía pasando el PSOE hace presagiar que, pase lo que pase a partir de ahora, será mejor que lo que había. En estos días la palabra más usada para referirse a lo que está ocurriendo es "catarsis", y bueno, si es o no catarsis ya lo veremos, lo que sí está claro es que era algo tan deseado como necesario. Han sido demasiados años viendo los militantes que cuanto peores eran los resultados electorales en Almería, mejor le iba a algunos de sus dirigentes; han sido demasiados años tragando ruedas de molino sin que al final eso sirviera para nada bueno.

Lo que ha sucedido en estos últimos días no se explica sin la decisión de Pepegriñán de destituir a Martín Soler de consejero y con él a todo el "clan de Cuevas". Sin entrar en los motivos de esa decisión -que más allá de las claves internas hay una bien visible como la caída en picado del voto socialista y las estrategias fallidas de sus dirigentes- una vez más la impresión que se ha dado es que "Almería" se rebela contra "Sevilla" por un quítame allá esos cargos.

No, ni a Diego Asensio ni a Martín Soler les queda un ápice de credibilidad en Almería cuando se atreven a hablar de que Griñán ha maltratado a esta tierra... ¡si es que no ha tenido tiempo!... Cuentas deberían pedirle al ínclito Manuel Chaves, a su amigo del alma Luis Pizarro, a Gaspar Zarrías..., que esos sí que han estado años y años mandando en Andalucía para acabar dejándola en el mismo sitio en el que la encontraron: en la cola de Europa. No cuela, no. Que lo suyo suena a Partido de Almería, a que se den un revolcón con ellos, o a montar uno, que todo se pega menos la hermosura (y la honestidad).

Pero si lo de Asensio y Soler dando el toque de arrebato es patético, lo repugnante es ver sobre qué bases puede acabar asentándose la renovación del PSOE de Almería. ¡Juan Antonio segura Vizcaíno! ¡Por dios! Roma no paga traidores, pero en política están muy cotizados... Mírese a la ministra Rosa Aguilar, al secretario de Estado Diego López Garrido, Laporta (monta su partido y luego se va a ERC)... Incluso Pedro Pacheco, o incluso los casos que hemos visto en estas pasadas elecciones municipales de candidatos que se han presentado por tres o cuatro partidos distintos... la política sí paga traidores.

JASV vio las cosas a la legua, y cambió de bando, ha conspirado contra sus amigos como si él no fuera parlamentario gracias a ellos, como sí él no hubiera tenido nada que ver en el pacto con el PAL o en lo que propició su creación, como si él no hubiera sido el promotor de los candidatos perdedores de las municipales de 2007 y de 2011, como si él no hubiera tenido nada que ver con lo de los asesores de la Diputación... Si esa es la base sobre la que se quiere sustentar el nuevo PSOE, van listos.

Otro aspecto dejado al descubierto en esta crisis es la simbiosis entre partido e institución autonómica. En Noticias de Almería hemos colgado la lista de todos los que han firmado la censura contra Asensio, y de todos los que no, y es sorprendente observar negro sobre blanco esa relación perfecta: todos los miembros de la Ejecutiva viven del erario público de una u otro manera. Es decir, desconocen la realidad de quien no llega a fin de mes, de las empresas que cierran, de los empresarios que se arruinan, de los trabajadores a quienes no les pagan... Pero con ser llamativo ese aspecto, lo realmente sonrojante es que de los que han firmado contra Asensio, la inmensa mayoría, tienen puestos en la Junta de Andalucía, pero no de funcionarios, no, son gente que depende de contratos eternamente renovados si estás donde debes, o trabajan en empresas vinculadas a la administración autonómica, o tienen puestos de libre designación. Todos ellos saben que estar con Asensio en estos momentos significa poner en peligro su grata situación laboral, dependiente en la inmensa mayoría de las ocasiones del consejero de Empleo -lo cual no deja de tener su gracia- Manolo Recio.

Esto lo que ha dejado en evidencia es lo difícil que es realmente darle la vuelta a un partido de un modo democrático. En Almería son la inmensa mayoría de militantes y simpatizantes (incluso meros votantes) los convencidos de la necesaria y urgente regeneración del PSOE, pero eso resultaba prácticamente imposible visto lo anterior. Por eso ha tenido que haber un hombre decidido, el alcalde de Vícar, Antonio Bonilla, el que se ha puesto al frente de la estrategia. Él sí estaba en la Ejecutiva, y sólo reventando este órgano se podría reconstruir el partido, pero el problema -insistimos- estaba en que los de dentro habían sido designados por aquellos a los que ahora se tenía que dinamitar, con lo cual la cosa no era fácil. Fuera todos querían el cambio, pero eso sólo se podía hacer desde dentro. Bonilla, como en tantas otras ocasiones, ha sabido dar los pasos en la buena dirección. Ahora hace falta que sepa escoger bien las personas que han de conducir esta época de transición para que al final no se malogre. 

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