Luis Rogelio Rodríguez-Comedador
Alcalde de Almería
A nadie escapa que mantengo con la Diputación Provincial de Almería una vinculación personal y afectiva labrada día a día durante los ocho años en los que me cupo el honor de estar al frente de la misma. Del mismo modo es cierto que uno de los reveses más amargos que he experimentado en mi trayectoria política ha sido ver la espiral de descrédito en la que se iba hundiendo esa administración como consecuencia de los manejos y la falta de escrúpulos de los socialistas y sus socios tránsfugas. Por eso fácilmente podrán comprender mi satisfacción y mi alivio al ver que el Partido Popular ha decidido presentar como candidato a presidente de la Diputación Provincial de Almería a un hombre con el perfil, la trayectoria y la capacidad de trabajo de mi amigo Gabriel Amat.
Con Gabriel de presidente y Javier Aureliano García de vicepresidente, la Diputación se garantiza un equipo de trabajo serio, riguroso y honesto, capaz de transformar en respeto, trabajo y prestigio todo el caudal de votos que los almerienses han otorgado al Partido Popular. Y ello, a mi juicio, constituye una doble buena noticia.
En primer lugar porque finalmente la Diputación volverá a ser lo que fue antes de la entrada de los socialistas: un organismo provincial de prestación de servicios y gestiones, abierto a todos los pueblos de Almería y apoyado en la permanente labor profesional e institucional de su admirable conjunto de funcionarios y trabajadores. De otro lado, el cambio que va a pilotar el PP apartará definitivamente a nuestra Diputación de las portadas del bochorno, de los escándalos, de los excesos, de los despropósitos y derroches a los que les sometió la manifiestamente mejorable gestión de los equipos de gobierno socialista coaligados con grupos de conveniencia.
Recuperar la Diputación para bien es, por tanto, una tarea en la que el Partido Popular va a dedicar los mejores esfuerzos tanto a nivel político como a nivel personal. Me constan las ganas y la ilusión del nuevo equipo de diputados populares por enderezar el rumbo de una nave a la que los intereses partidistas del PSOE y la falta de escrúpulos de otros advenedizos la habían conducido a una situación de zozobra e incertidumbre. La tranquilidad y la alegría que suponen para mi ver que la persona que va a estar al frente de esta institución es Gabriel Amat estoy seguro que es compartida de corazón por miles de almerienses repartidos por toda la provincia, que son conscientes de la garantía de trabajo y gestión que supone para todos los pueblos de Almería tener en Diputación al alcalde de una localidad como Roquetas de Mar, ejemplo de tantas cosas buenas para todos. Se acabaron los despropósitos y los dislates en esa Casa.
Se acabaron los excesos y se acabaron los disparates. Los almerienses quieren una Diputación que sea capaz de dar respuestas y servicio en todos los pueblos antes que dar espectáculos en la prensa nacional. Por lo tanto, se abre ahora para la Diputación un horizonte de trabajo y rigor que, en el menor plazo de tiempo posible, permitirá que las cosas vuelvan a ser como nunca debieron dejar de ser.
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