Manuel Recio
Consejero de Empleo de la Junta de Andalucía
El desastre nuclear de Chernobyl, allá por los años 80, fue el primer aviso. Después ha llegado Fukushima. En ambos casos, hablamos de percances o accidentes que van a suponer muchos años de trabajo poder paliar completamente los efectos y daños causados. Ucrania y Japón han sido dos llamadas para que no se vuelva a repetir algo así, para que tomemos nota del peligro que supone la energía nuclear.
Durante los trabajos de extinción de los incendios en los reactores de la central nipona, muchos países, entre ellos Alemania, anunciaron que iban a revisar sus políticas sobre este punto. Pasada la efervescencia y los miedos iniciales, parece que todo se olvida y donde dije digo, digo Diego.
Sinceramente, no sé qué tiene qué suceder para que de una vez por todas renunciemos a la producción de un tipo de energía que deja una huella tan dañina en nuestro entorno. Su desaparición ha de ser inexorable y ha de ser sustituida por las energías renovables en las que Andalucía, por cierto, es una auténtica potencia internacional.
A finales del año pasado tuve la enorme fortuna de conocer a Van Jones, asesor de Obama en la Casa Blanca para temas medioambientales. Con él compartimos un par de días en Sevilla hablando de Social Confirming y de empresas socialmente responsables, y sobre todo de cómo la ciudadanía puede y debe intervenir en las exigencias que debemos plantear a las compañías.
En su discurso, Jones habló de las energías renovables y dijo que “hemos de dejar de buscar en el suelo lo que tenemos en el aire y nos regala el sol”, en referencia al agotamiento de los recursos naturales basados en los combustibles fósiles.
Hoy, desde mi blog me gustaría volver a recordar esas palabras, palabras que en Andalucía tienen un acomodo perfecto con el programa ‘Andalucía Sostenible’ y que supone el contrapunto perfecto ante los que se siguen aferrando al valor de energías tan destructivas como la nuclear.
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